¿Te atreves a vencer tus miedos?
¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué te paraliza? ¿Qué te impide pasar a la acción? Mirad, cuando tenemos un plan, un objetivo, una meta para el que nos hemos estado preparando, en ocasiones, nos falta el empuje para llevarlo a cabo. ¿No os ha pasado alguna vez? Es el momento en el que podemos tomar la determinación, sabemos que estamos preparados, hemos dedicado gran parte de nuestro tiempo a esa meta, pero nos da miedo pasar a la acción. Y, la mayoría de las veces, ese miedo es imaginario.
Os voy a contar una leyenda que creo que os puede dejar bien claro de qué hablo cuando hablo de miedos imaginarios. Se titula ‘El León sin miedo’ y dice así:
“Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo y en una selva lejana, un león se acercó hasta un lago de aguas espejadas y cristalinas para calmar su sed. Al acercarse a las mismas vio su rostro reflejado en ellas y pensó:
-¡Vaya, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él!”
Atemorizado se alejó del lago, pero tenía tanta sed que cuando ya no pudo más optó por regresar. Y de nuevo, allí estaba otra vez ese león que parecía tan fiero y que tanto le asustaba.
¿Qué podía hacer? La sed lo devoraba, iba a morir de deshidratación y no había otro lago cercano. Retrocedió, volvió a intentarlo y, al ver al “león”, abrió las fauces amenazadoras pero, al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo, sintió terror.
Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed! Varias veces lo intentó de nuevo y siempre huía espantado.
Pero como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber el agua del lago sucediera lo que sucediera. Casi dispuesto a sacrificar su vida para calmar su sed. Así lo hizo. Pero, al meter la cabeza en las aguas, ¡el león desapareció!”
¿No os ha pasado a veces como al león?
La mayoría de las veces cuando nos enfrentamos a nuestros miedos nos damos cuenta de que no eran más que temores infundados, imaginados, sin base en la que sostenerse. Pero ¡claro! ¿cómo vamos a saberlo si no los afrontamos?
El león podría haber muerto de sed si no hubiera sido capaz de vencer el miedo que le infundía ver su cara reflejada en el lago. Y nosotros podemos quedarnos con toda la preparación, toda la sabiduría adquirida pero sin atrevernos a transformar esos conocimientos, esa teoría, en realidades. La mayoría de nosotros pasamos más tiempo opinando, hablando, quejándonos… que haciendo.
La acción es necesaria porque además nos empuja a seguir actuando. Es como un entrenamiento que nos motiva y nos da ganas de afrontar nuevos retos y ¡de eso se trata la vida! De superar nuestros miedos y sentirnos satisfechos de lo logrado.
Cuando conozco en conferencias y cursos a personas que han decidido emprender, que no se han conformado, que no se han resignado ¡los admiro! Porque son valientes y, en lugar de lamentarse por quedarse sin trabajo o de conformarse con un trabajo que no les llena, han decidido perseguir su pasión. ¿Y sabéis cómo? Preparándose, ¡por supuesto!, planificando… pero ¡sobre todo! han tenido que vencer sus miedos.
Ante un obstáculo, en lugar de pasarnos el 90% del tiempo angustiados y lamentándonos, ¿qué tal si somos capaces de actuar y de buscar la fórmula de superarlo? ¿Qué tal si nos centramos en pensar el aprendizaje que vamos a sacar de esa situación? Sólo así, estaremos preparándonos para nuevos desafíos, para seguir afrontando miedos con el objetivo de superarlos. Y poco a poco seremos de esas personas que actúan y que no se acobardan ante las dificultades, seremos de esas personas que ‘tiran’ del resto, de las que no dejan que sea el viento el que marque el rumbo de su vida porque prefieren llevar el timón.
Así que cuando sintáis el deseo de hacer algo: analizar la situación, informaros de las posibilidades, prepararos para conseguirlo y entonces… ¡no dudéis y hacerlo ya mismo! No habrá un momento mejor ¡os lo aseguro!
¡Pongámonos en marcha! ¡Comencemos ahora! ¡Dejemos atrás los miedos!
Quería agradecerte, Luis, el haber publicado este post….me viene al pelo de lo que estoy viviendo y el haberlo leído en este momento de mi vida me indica que estoy en el camino correcto y necesitaba de este “empujón” para actuar ya de una vez enfrentándome a mis miedos!
Un abrazo
Rocío Sáiz
Muchísimas gracias a ti Rocío por tu mensaje y por tu valentía. ¡Un abrazo!