Pensamientos negativos. ¡Entrena para cambiarlos!

Pensamientos negativos. ¿Los conoces? ¡Seguro que sí! Son esos pensamientos que, en ocasiones, ocupan nuestra mente. Esta semana quiero reflexionar acerca de este tipo de pensamientos y proporcionaros algunas claves para cambiarlos y, en su lugar, adquirir nuevos hábitos que nos conduzcan hacia otro tipo de pensamientos que nos carguen de energía positiva.
¿Te animas a entrenar tu mente?
Como cada semana, ilustraré este post con una historia corta, que tiene su origen en China y que se denomina ‘La sospecha’.
“Érase una vez un leñador que se dio cuenta un día que no tenía su hacha ¡había desaparecido y no podía trabajar! Sorprendido por esta desaparición y muy desesperado porque había perdido la herramienta con la que se ganaba el sustento se fue caminando con lágrimas en los ojos hasta que se encontró junto a su vecino, quien -como siempre hacía- le saludó sonriente y amablemente.
Mientras éste entraba en su casa, el leñador de repente empezó a sospechar y pensar que tal vez hubiese sido el vecino quien le había robado el hacha. De hecho, ahora que lo pensaba bien su sonrisa parecía nerviosa, tenía una mirada extraña e incluso hubiese dicho que le temblaban las manos. Bien pensado, el vecino tenía la misma expresión que un ladrón, caminaba como un ladrón y hablaba como un ladrón.
Todo ello iba pensando el leñador, cada vez más convencido de haber encontrado al culpable del hurto, cuando -de repente- se dio cuenta de que sus pasos le habían llevado de nuevo al bosque donde había estado la noche anterior.
De pronto, y perdido como estaba en sus pensamientos, tropezó con algo duro y cayó al suelo. Cuando miró el objeto que le había hecho tropezar, … ¡encontró su hacha! El leñador volvió de nuevo a su hogar con el hacha, muy arrepentido de sus sospechas, y cuando vio de nuevo a su vecino vio que su expresión, andar y manera de hablar eran (y habían sido en todo momento) las de siempre.”
¿Cuánto tiempo había perdido el leñador sospechando de su vecino?
¿Cuánta ansiedad y rencor se había generado a sí mismo por un pensamiento totalmente infundado?
Seguro que a muchos de vosotros os resulta familiar esta situación. Quizás no igual, pero sí parecida. Porque a todos, en ocasiones, nuestros pensamientos nos juegan una mala pasada ¿verdad? Y, muchas veces, nos cuesta mucho detenerlos, desviar nuestra atención por otros caminos, salir de esta corriente…
¿Y si lo intentamos? ¿Y si entrenamos nuestra mente para conseguir esquivar o, al menos, reconocer este tipo de pensamientos que no nos llevan a ninguna parte, que no nos hacen ningún bien?
Veréis, el objetivo es que consigamos entrenar nuevos hábitos que dirijan nuestros pensamientos por otros caminos, por caminos que nos carguen de energía positiva.
El primer paso es reconocerlos. Para poder hacer frente a algo, lo primero que tenemos que hacer es darnos cuenta de su existencia. Ser capaces de distinguir esos pensamientos. ¿Son reales? ¿Por qué estamos pensando en esto? ¿Hasta qué punto esa circunstancia, esa situación en la que estamos pensando y que tanto nos preocupa está pasando? En muchas ocasiones, me atrevería a decir en la mayoría, las cosas no se producen de la manera en la que las pensamos. Aún así, a pesar de que reconozcamos esos pensamientos y sepamos que puede que no se produzcan, podemos tener dificultades para dejar de pensar en ello, ¿verdad?
El segundo paso es lo que podemos llamar ‘maniobra de distracción’. Cuando te acucien esos pensamientos: ¡Distrae tu mente! Ya los reconoces y sabes que no te van a llevar a ningún sitio, ¿por qué no trabajas en distraer tu mente? Hay múltiples maneras de hacerlo en función de nuestras preferencias: escucha música: esa canción o melodía que te encanta; baila; habla con alguien: llama a ese amigo o familiar que te va a escuchar y que te va a ayudar a dirigir tus pensamientos hacia otros caminos; haz ejercicio; concéntrate por un rato en esa serie de televisión que tanto te gusta; pasea y, si tienes la oportunidad, contempla naturaleza; asómate un rato a la ventana y atrapa esos rayos de sol del otoño…, en definitiva, cambia el foco y distrae a tu mente de esos pensamientos que no te ayudan.
Por último, encuentra tu frase, ¡sí!, esas palabras que pueden ayudarte a salir de esa situación de bloqueo, que te ayudan a llevar tu mente hacia otro sitio. Pueden ser frases diferentes en función de cuál sea el pensamiento que te invada: ¡Puedo hacerlo! ¡Soy capaz! ¡No es la primera vez que lo hago! Y repítelas en voz alta y clara. Obliga a tu mente a pensar en ellas y cárgate de energía, con esa creencia que te impulsa la acción, esa energía que necesita tu mente para adquirir nuevos hábitos y cambiar y/o esquivar los pensamientos negativos.
Mirad, no se trata de ser un optimista porque sí. Acordaros que hablo siempre desde una visión de optimismo inteligente y de evitar ser ese optimista ñoño que no tiene sentido. Se trata de no llenarnos de pensamientos negativos que nos lleven a vivir con ansiedad y con miedo a cosas que ni siquiera sabemos si han pasado o van a pasar.
¿Os animáis a dirigir vuestra mente hacia esos nuevos pensamientos positivos más objetivos y equilibrados?