Insistir. ¿Y si nos levantamos?

Insistir. Con la reflexión del post de esta semana pretendo motivaros a levantaros de nuevo, a insistir con nuestros sueños. A volver a intentarlo hasta conseguirlo con perseverancia y aprendiendo de las caídas. ¿Os atrevéis a insistir conmigo?
Para comenzar con esta reflexión os voy a contar una historia, del tiburón y los peces pequeños, y que surgió a raíz de un experimento científico. ¿Os apetece leerla?
“Durante un experimento de investigación, un biólogo marino sumergió un tiburón en un gran tanque de retención y luego lanzó varios peces pequeños adentro, junto con el tiburón.
Como era de esperar, el tiburón nadó rápidamente alrededor del tanque, atacó y se comió a los peces.
El biólogo, luego, insertó una pieza fuerte de fibra de vidrio transparente en el tanque, creando dos áreas separadas. Puso el tiburón en una de ellas y un nuevo grupo de peces en la otra.
El tiburón atacó rápidamente como había hecho la primera vez. Esta vez, sin embargo, se estrelló contra la fibra de vidrio y rebotó.
Sin inmutarse, siguió repitiendo este comportamiento en vano. Una y otra vez.
Mientras tanto, los peces nadaban ilesos en su área perfectamente sellada por la fibra de vidrio. Finalmente, aproximadamente una hora después del experimento, el tiburón -cansado de chocar una y otra vez contra la barrera invisible- se rindió.
Este experimento se repitió varias docenas de veces durante las siguientes semanas.
Cada vez, el tiburón se volvió menos agresivo e intentó menos atacar a los peces, hasta que finalmente se cansó de golpear la fibra de vidrio y, simplemente, dejó de atacar por completo.
El biólogo luego retiró el divisor, pero el tiburón no atacó. Fue entrenado para creer que existía una barrera entre él y los otros peces, por lo que ahora nadaban donde quisieran, libres de daño”.
Tras la lectura de esta historia, me gustaría formularos una pregunta:
¿Os identificáis con el tiburón? ¿Os acabáis rindiendo ante la adversidad o buscáis la manera de superarla? ¿Abandonáis o insistís?
Para el tiburón, alcanzar esos peces pequeños era una meta soñada. Acceder de nuevo a ese manjar… ¿os lo imagináis? Aun así, después de varios intentos fallidos desistió. Él no podía saberlo, pero las circunstancias que le impedían conseguirlo habían cambiado. Podía acceder a los peces, pero había dejado de intentarlo. Ese era, al fin y al cabo, el objetivo del experimento. Ser capaces de entrenar al tiburón con un comportamiento repetitivo.
Sin embargo, nosotros no podemos comportarnos como el tiburón. Tenemos un montón de recursos para averiguar qué es lo que falla, cómo podemos superarlo, qué camino seguir para conseguir alcanzar nuestro objetivo, nuestra meta, nuestros sueños. Pero, por encima de todo, hemos de insistir…
Me gustaría dejaros algunos pasos que a mí me funcionan para no caer en el desánimo e insistir y perseverar cuando trabajo por alcanzar un objetivo:
- Fijarnos metas ambiciosas, pero alcanzables. Ya sabéis que es una de mis frases preferidas. ¿Y por qué? Porque debemos ser ambiciosos con nuestros sueños, pero a la vez hemos de ser realistas. De lo contrario, nos invadirá el desánimo. ¡Pero sed generosos! Siempre podemos aspirar a más de lo que creemos.
- Apuntad cada pequeño logro. Tomad nota de los éxitos que os acercan a la meta. Paso a paso vamos construyendo ese camino que nos llevará hasta el sueño final. Es la ‘gasolina’ para seguir insistiendo en el siguiente paso.
- Y también apuntad eso que os ha hecho pararos o, incluso, lo que os ha llevado a retroceder. ¿Qué podríamos hacer mejor? ¿En qué nos hemos equivocado? Es importante saberlo para no repetirlo y para aprender y buscar la mejor manera de superarlo.
- ¿Nos hemos caído? ¡Pues hay que levantarse! Siempre… Cuando lo hagamos, ya hemos ganado. Porque estamos otra de vez de pie, trabajando por nuestros sueños… Insistir es, ya de por sí, un éxito. Napoleón decía que “podemos detenernos cuando subimos, pero nunca cuando descendemos”
- Cuando estemos tentados a abandonar. Cuando nos sintamos como el tiburón del experimento, cansados de darnos de bruces una y otra vez con los obstáculos… ¡echemos la vista atrás! Miremos el camino recorrido y recordemos por qué comenzamos a caminar, refresquemos nuestros sueños, llenémonos de ilusión de nuevo.
Para finalizar este post, quiero recordaros casos de personas que lograron sus sueños porque siguieron insistiendo.
El gran soñador, Walt Disney fue despedido del periódico en el que trabajaba porque no tenía suficiente imaginación ni buenas ideas… Se sumergió en el mundo de los negocios, pero fracasó una y otra vez. Aprendió de sus errores. Insistió. Y triunfó con Blancanieves… A partir de ahí, ya conocéis su carrera.
El premio Nobel de Física, Albert Einstein, fue un niño especial. Con una manera de diferente de pensar, le consideraron de ‘pensamiento lento’. Tardó más de lo habitual en leer y escribir. Pero, en pocos años, consiguió estar por encima de alumnos y profesores.
Y, por último, quiero recordaros la frase que siempre se le atribuye a Thomas Alva Edison, “¿Fracasos? No sé de qué me hablas. No puedo encontrar lo que funciona mejor hasta que encuentro lo que no funciona. Ahora ya conozco mil maneras de cómo no hacer una bombilla”. Esos mil intentos consiguieron que Edison inventara la bombilla.
¿Qué os parece? ¡Hay muchos más ejemplos de personas que alcanzaron sus metas porque no abandonaron!
Y vosotros ¿Estáis dispuestos a insistir? ¿Hasta dónde sois capaces de persistir? ¿Estáis preparados para seguir trabajando por vuestros sueños a pesar de las dificultades que hemos vivido este año? ¿Y si nos levantamos?