Actitud crítica. ¿Reflexionas antes de actuar?

Actitud crítica

Actitud crítica. Reflexión… Qué complicado es a veces tomarse el tiempo para reflexionar sobre algo que nos preocupa, ¿verdad? Esta semana me gustaría que aprendiéramos juntos a desarrollar ese espíritu crítico que nos capacita para tomar decisiones acertadas. ¿Por qué no aprovechar el verano y este tiempo un poco más relajado para aprender a pararnos antes de actuar?

¿Os animáis a entrenar conmigo esa actitud crítica?

Comparto con vosotros una historia acerca del ímpetu y también de la reflexión. Se titula ‘Los ciegos y el elefante’.

“Había una vez en la antigua India un mercader que viajaba siempre con su elefante. El animal le servía como medio de carga y también para impresionar y ahuyentar a posibles enemigos. Cuenta la leyenda que un día este mercader llegó a una ciudad habitada solo por ciegos. Desconfiados, enviaron a seis jóvenes para investigar quién era este extranjero que pretendía ingresar a su ciudad. Los muchachos impacientes fueron corriendo uno tras otro para conocer al visitante.

El primero de los jóvenes, quien corrió bastante rápido, fue el primero en llegar chocando en uno de los lados del cuerpo del elefante. El olor y el tacto le dieron indicios sobre un animal. Trató de medirlo y le pareció que no tenía fin. Volvió a los pocos minutos a la ciudad gritando:

  • ¡Es un animal y es como un muro! 

El segundo en llegar se topó de frente con la trompa del elefante. El animal resopló y tras tocarlo apenas, el muchacho regresó corriendo y diciendo que era una serpiente gigante.

El tercero se topó con un gran colmillo del elefante. Sintió el marfil frío y afilado y volvió gritando que el animal era como una lanza.

El cuarto muchacho se encontró con una de las patas traseras del animal. Trató de rodearla con los brazos y el elefante molesto, levantó su pierna para soltarse. El joven volvió donde lo esperaban los demás habitantes y les explicó que era un animal que además parecía el tronco de un árbol enorme, muy fuerte y que se movía.

El quinto arriesgado explorador sólo se topó con la cola del elefante y se sorprendió de las reacciones y el alboroto de sus compañeros. Dijo:

  • Es solo una vieja cuerda desgastada. 

El sexto muchacho ciego llegó cerca a la oreja del animal. Sintió que, con los movimientos del elefante, sus orejas movían gran cantidad de aire.

  • Parece un abanico gigante, les dijo a los demás ciudadanos. 

Tras los seis jóvenes salió uno de los sabios de la ciudad. Mayor y experimentado, se acercó al elefante, lo rodeó, tocó y cuando hubo examinado completamente el animal, regresó caminando lentamente y riendo por las prisas de la juventud, al tiempo que recordaba que él también había sido igual de impetuoso de joven.

Cuando llegó donde estaban los demás pobladores, se dio con la sorpresa que cada uno de los jóvenes había convencido a cierto grupo de la población con su descripción: 

  • Es un muro, decían unos. 
  • No, es una serpiente, respondían otros. 
  • Están equivocados, es una lanza, replicaban por otro lado. 
  • ¡Es un tronco! 
  • ¡Una cuerda vieja! 
  • ¡Un abanico! 

Mientras, al anciano no paraba de reír al escuchar todo esto”.

La falta de reflexión por parte de los jóvenes les provocó una impresión parcial sobre la situación y una conclusión errónea acerca del nuevo habitante de la aldea. ¿Qué creéis que falló?

  • El tiempo. ¡Sí! Ninguno de los jóvenes se tomó el tiempo necesario para comprobar realmente qué era lo que había llegado al pueblo. La impetuosidad, muchas veces, nos impide analizar los problemas que se nos presentan desde todos los ángulos posibles. Por eso, cuando se nos presente una dificultad, si queremos ejercitar nuestra actitud crítica sin dejarnos influenciar, hemos de tomarnos el tiempo necesario para poder mirar cada parte del problema al que nos enfrentamos.
  • El paso de la verificación. Todos los habitantes de la aldea, a excepción del anciano sabio, fue capaz de desplazarse para verificar si lo que decían los jóvenes era cierto. ¿Cuándo se te presente una dificultad te dejas arrastrar por el bombardeo de las opiniones de los demás? Para tomar decisiones correctas, bajo una actitud crítica, hay que tomarse el trabajo de verificar que los planteamientos del resto del equipo o de personas interesadas son los correctos. No nos podemos dejar llevar por la corriente.
  • La necesidad de aprobación. Todos los jóvenes llegaron hasta el elefante y apenas se detuvieron el tiempo necesario porque querían ser los primeros en dar la noticia. Muchas veces, esa dependencia de los demás, esa necesidad de contar con el visto bueno del resto, de ser el primero en algo… nos puede llevar a descuidar nuestra capacidad de reflexionar. Olvidemos el qué dirán y actuemos en función de nuestros propios principios.

En ocasiones, y más aún en la actual vida de inmediatez, de prisas, de impulsos publicitarios, de saturación informativa y de opinión, es más fácil dejarse llevar y tomar decisiones rápidas sin llegar al fondo de las cosas. Por eso, os pido que este verano introduzcáis el hábito de pararos y reflexionar antes de actuar, de calibrar los pros y los contras de una decisión importante, de verificar las distintas opciones y, sobre todo, de desarrollar una actitud crítica tras esta obligada reflexión.

¿Os animáis a entrenar la actitud crítica? ¿Os atrevéis a tomar las riendas de vuestras decisiones?

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