Amistad y agradecimiento. Vínculos infinitos

Amistad y agradecimiento. Esta semana quiero reflexionar acerca de la amistad. De la de verdad. Del valor que aporta a nuestra vida. Pero no me gustaría olvidarme de la importancia del agradecimiento en la amistad.
¿Sois agradecidos con vuestros amigos? ¿Valoráis lo que significan para vosotros? ¿Alguna vez les dais las gracias por estar a vuestro lado?
Para reflexionar acerca de la importancia y del vínculo entre estos dos conceptos, he escogido un cuento que es una adaptación libre de la historia ‘Noctes Atticae’ de Aulo Gelio.
“Estando en Roma, quise presenciar en el anfiteatro “una cacería”. Cuando finalizó el espectáculo, soltaron a la arena una manada de feroces leones. Uno de ellos destacaba por su corpulencia, larga melena y terribles rugidos. El público quedó boquiabierto. Como era costumbre, algunos condenados a muerte serían arrojados, sin arma alguna para defenderse, a las fieras.
Entre los condenados a morir, estaba un esclavo llamado Androcles que esperaba con los ojos cerrados, aterrorizado, el ataque de los leones. En cuando el enorme león lo vio, se paró y, asombrado por su presencia, se acercó poco a poco y, frotándose con su cuerpo, le lamió los pies y las manos.
Androcles, acariciado por el terrible animal, abrió los ojos y se atrevió a mirar al león. Entonces, como si los dos se reconocieran, mostraron su alegría. Ante tal extraño y conmovedor espectáculo, todo el público rompió en aplausos.
El César mandó llamar a Androcles y le preguntó por qué aquella fiera le había perdonado la vida. El esclavo contó una extraña y maravillosa aventura:
-Yo era esclavo del procónsul que gobernaba la provincia de África. A diario me golpeaba sin razón y decidí huir buscando refugio en el desierto. Caminando bajo los abrasadores rayos de sol, encontré una caverna en la que me oculté. Apenas había entrado, llegó un león que andaba con dificultad, tenía una pata ensangrentada y gemía de dolor. Al parecer, era su guarida. Yo me aterré, pero se acercó a mí, mostrándome la pata como pidiéndome ayuda. Se la cogí, le arranqué una espina muy gruesa que se había clavado y le limpié la herida. El león, aliviado de su sufrimiento, se recostó y durmió dejando su pata entre mis manos. Desde aquel día, durante tres años, vivimos juntos en la misma caverna, compartiendo los alimentos. Un día, cansado de esa vida, mientras el león cazaba, me alejé de la caverna. Después de tres días caminando, tropecé con unos soldados que me apresaron. Me trajeron a Roma y comparecí ante mi amo que me condenó a morir entregado a las fieras. Ahora sé que, después de nuestra separación, el león también fue atrapado y hoy, al volver a verme, me ha mostrado su agradecimiento.
La aventura narrada por el esclavo circuló entre el público que pidió el perdón para el condenado. Además, decidieron que le regalarían el león. Desde entonces, Androcles paseaba por las calles de la ciudad llevando a su lado al león, atado con una simple correa”.
¡Qué ejemplo de gratitud y amistad! ¿No os parece? Y, por supuesto, qué maravilla verse recompensado de esta manera por una buena acción realizada sin pensar en nada más que aliviar del sufrimiento a otro ser vivo.
Una vez leída esta historia, me gustaría pediros que os detuvieseis un momento a reflexionar en cuántas ocasiones la ayuda de un buen amigo ha sido trascendental en vuestra vida. Cuántas veces la simple presencia de esa persona querida en un determinado momento os ha ayudado a seguir adelante, a salir de una situación complicada, a recuperar las fuerzas o, simplemente, a no abandonar. ¡Seguro que os ha pasado en más de una ocasión! ¿Verdad?
Sabéis que en otras ocasiones he escrito acerca de la amistad, de esa familia elegida con mesura y cariño que acompaña durante tu día a día….
Hoy me gustaría hacer especial hincapié en el agradecimiento por esas muestras de amistad. Porque es importante que vuestros amigos sepan que estáis agradecidos por tenerlos, por poder contar con ellos, que sepan que han sido y son importantes en vuestra vida, que os ayudan en ocasiones, que su presencia es necesaria para vosotros y, como siempre me gusta decir, ¡hace falta que lo digáis! Porque, a veces, por el simple hecho de decírselo, estáis influyendo de manera muy positiva en su día a día.
Cuando le damos las gracias a un amigo, cuando le decimos lo que le queremos, cuando le hacemos sentir importante en nuestras vidas… ¡estamos demostrando nuestro auténtico amor por él! Estamos poniendo de relieve el verdadero valor de la amistad.
Me gustaría daros unas pequeñas claves para cultivar esas amistades, para cuidarlas y hacerlas florecer:
- No dudes en mostrar a ese amigo o amigos tu amor hacia ellos. Un abrazo, una sonrisa, unas palabras (¡eres importante para mí!, ¡gracias por estar siempre a mi lado! …) Te aseguro que, aunque te parezca que no tiene importancia y creas que tu amigo ya lo sabe, ¡necesita oírlo!
- Presta atención a las necesidades de tu amigo. Hay que estar muy atento para poder ser un buen amigo, pero no es difícil cuando -de verdad- quieres a alguien y ese alguien te importa ¿verdad? Aún así, en ocasiones, el ritmo de trabajo y las necesidades diarias nos hacen descuidar a los amigos. Es importante hablar con ellos de vez en cuando y dedicarles un tiempo de calidad, ¿no os parece?
- Expresa tu agradecimiento, tanto a tu amigo por estar ahí como a la vida cada día por darte la posibilidad de contar con persona a tu alrededor que están ahí de forma desinteresada para lo que necesites.
¿Os sentís capaces de ser un buen amigo? ¿Os animáis a cultivar la amistad? ¿Os atrevéis a practicar el agradecimiento con vuestros amigos?