Para ser más feliz, tienes que proponértelo

La red de soluciones para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas (SDSN) acaba de lanzar, el pasado Marzo, el Informe Mundial de Felicidad (World Happiness Report 2023), en el que presenta un ranking de los países más felices del mundo.
Me ha sorprendido saber que España se encuentra en el número 32 en esta clasificación del Informe Mundial de Felicidad, una posición bastante baja. Parece ser, que los resultados de esta edición seguramente estén afectados por las crisis que hemos vivido en Europa en los últimos tres años: desde las fuertes restricciones impuestas por la Covid-19 y sus consecuencias económicas, hasta la guerra de Ucrania y el aumento de la inflación, lo que ha provocado un claro descenso de varias posiciones en países como España, Alemania, Francia, Italia o Reino Unido en comparación con la edición de 2022.
Después de leer los resultados de esta encuesta, he reflexionado mucho sobre este tema. Sé que han sido años muy duros, durísimos y aún lo son, y sé que cuesta mucho en ocasiones mantener esa actitud de la que siempre os hablo de “optimismo inteligente”. También sé que hay cosas de la situación global y económica, que no está en nuestra mano cambiar. Poco podemos hacer para mejorar los índices de desempleo o la inflación. Pero ¿y aquello que sí está en nuestra mano cambiar?
En muchas ocasiones os he preguntado a través de las Redes Sociales o en este mismo Blog, ¿qué es para vosotros la felicidad? Porque “felicidad” es una palabra que tiene significados muy diferentes según la persona. Para unos, es estar en compañía de vuestros seres queridos, para otros disfrutar de un trabajo que te llena, muchos os sentís felices cuando practicáis el voluntariado o cuando prestáis vuestra ayuda a algún familiar o amigo… En ocasiones, somos felices cuando leemos un buen libro o ESCUCHAMOS UNA BUENA MÚSICA, O aprendemos algo nuevo. Lo que me parece más importante cuando hablamos de felicidad es que seamos conscientes de que todos somos capaces de crear nuestra propia definición de felicidad. Por eso es tan complicado definir la felicidad, ese sentimiento que nos llena, nos hace sonreír, nos alegra el alma y nos da una especie de alas con las que nos sentimos ligeros.
Y cómo siempre os digo, y hoy más que nunca os quiero recordar (después de leer este informe): Ser feliz es algo que se entrena, es algo que depende más de nosotros y nuestra actitud ante la vida, que de circunstancias externas. Porque, ¡os lo aseguro!, se pueden tener momentos felices cada día de la semana. ¡Es posible! Sólo tenemos que proponérnoslo. ¿Cómo? Siendo conscientes Y disfrutando de esos instantes que nos regala la vida. Al despertarnos y ver ese día soleado o la lluvia que da vida a la tierra, al recibir el buenos días acompañado de un beso de nuestros seres queridos. Podemos ser felices al notar la brisa en la cara, aprovechando esos minutos de paseo hasta el trabajo o escuchando la radio con nuestra música preferida en ese atasco en el coche. O sentir la felicidad en la satisfacción del trabajo bien hecho, del deber cumplido… en el examen aprobado o en la tarea terminada. La felicidad está en cualquier cosa, en cualquier momento ¿te has dado cuenta? Pero depende de que Tú tomes consciencia de estos momentos.
En relación con el potencial que tenemos cada uno de ser felices si nos lo proponemos, os traigo este sencillo cuento. Es un poco infantil, lo sé, pero me resulta divertido y curioso el final:
Cuentan que un día se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Entonces uno de ellos planteó que, si les creaban idénticos a ellos, entonces resultarían ser dioses y no hombres.
Para que esto no sucediera decidieron quitarles algo. Después de mucho pensar, uno de ellos dijo: “Ya sé, vamos a quitarles la felicidad. El único problema va a ser donde esconderla para que no la encuentren jamás”.
Uno propuso “Vamos a esconderla en la cima de la montaña más alta del mundo”.
A lo que otro repuso: “¡No! Recuerda que les dotamos de fuerza, así que uno puede conseguir subir y encontrarla, y si la encuentra uno, todos los demás sabrían dónde encontrarla”.
“Entonces – propuso otro – podemos esconderla en los más profundo del mar”. Y otro contestó “¡No! recuerda que les dimos inteligencia. Alguna vez inventarán algo que les permita llegar allí”.
Otro Dios pensó haber encontrado la solución al problema: “Vamos a esconderla en otro planeta”. Pero le contestaron “¡Imposible! recuerda que les dimos audacia y algún día construirán una nave para llegar a ese planeta y encontrarán la felicidad”.
El último de ellos era un Dios que había permanecido en silencio, escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás Dioses. Después de este debate, rompió su silencio y dijo: “Creo saber dónde esconderla para que realmente nunca la encuentren”. “¿Dónde?” Preguntaron los demás.
“La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán”.
Y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva dentro.
Todos buscamos la felicidad fuera, en mayor o menor medida: la pareja, el trabajo, el dinero, los viajes… cuando la llevamos dentro. Sólo necesitamos un mayor nivel de auto-consciencia para encontrarla. Ser conscientes de las cosas maravillosas que nos pasan cada día, y disfrutarlas.
En conclusión, para ser felices tenemos que proponérnoslo. ¿Te animas a disfrutar de cada cosa, de cada momento, de cada logro, de cada enseñanza…? ¡Seguro que así nuestro índice de felicidad aumentará día a día! ¡Vamos a subir en el ranking de países más felices del mundo de 2024! ¿TE ATREVES? ¡A por ello!