¿Piensas antes de actuar?
¿Piensas antes de actuar? O ¿Actúas de forma impulsiva y después te arrepientes de no haberlo pensado un poco más? Esta semana quiero escribir de la importancia de meditar antes de tomar decisiones que pueden ser muy importantes y que nos pueden conducir a una situación complicada. Y, como siempre, quiero comenzar con una leyenda india llamada ‘Las tres pipas’:
“Cuentan que una vez un miembro de una tribu india se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a vengarse de un enemigo que lo había ofendido gravemente. ¡Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad!
El jefe lo escuchó atentamente y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero, que, antes de hacerlo, llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo.
El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol.
Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa.
Nuevamente, el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que, ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar.
También esta vez el hombre cumplió su encargo y estuvo media hora meditando.
Después regresó hasta donde estaba el cacique y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos.
Como siempre, fue escuchado con bondad, pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores.
El hombre, todavía molesto, pero ya mucho más sereno, se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su bronca.
Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo:
– “Pensándolo mejor, veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho”.
El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole:
– “Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tú mismo”
¿No os ha pasado alguna vez que habéis actuado en un momento de enfado, de ira y después os habéis arrepentido de la decisión que habéis tomado? ¡Seguro que sí! Por eso, hoy quiero daros algunas pautas para evitar actuar en momentos de ira o de nervios y para optar por pensar, por relajarnos siempre antes de tomar una decisión.
- Cuenta hasta 10 y piensa si verdaderamente lo que quieres decir es necesario. ¿Lo que vas a decir aporta algo positivo a la situación que estás viviendo? ¿Es constructivo? ¿Sirve para desbloquear una situación complicada o la va a complicar todavía más? Si la respuesta a estas preguntas es negativa, mantente en silencio y piensa qué es lo que puedes hacer para ayudar en este momento.
- ¿Cuál es el impacto que vas a causar con tu actuación o con tus palabras? ¿Qué vas a provocar en el resto de personas implicadas en esta situación? ¿Buscas contribuir con tu aportación o simplemente buscas destruir?
- Analiza tu postura y tu tono. ¿Cómo te tomarías tú a una persona que te hablara con ese mismo tono y con esa misma postura? La mayoría de las ocasiones, el tono y la forma que tenemos de decir las cosas es la que determina cómo las percibe nuestro interlocutor…¡cuida tus formas! De esta manera podrás expresar todo lo que necesitas sin dañar a nadie y, más aún, provocando un efecto constructivo en quien recibe esa crítica.
Se trata tan sólo de tres pautas que, aunque en principio nos pueden parecer complicadas, podemos acabar mecanizando y nos ayudarán a evitar situaciones complicadas y, sobre todo, nos ahorrarán ese arrepentimiento posterior que todos hemos sufrido alguna vez y que nos ha llevado a preguntarnos ¿Y si me hubiera callado? ¿Por qué no habré pensado un poco antes de decir o hacer…?
¡Y no! No se trata de perder la espontaneidad sino de reflexionar antes de actuar cuando nos sentimos enfadados por algo. En definitiva, se trata de proponernos que nuestro mensaje o nuestra actuación siempre contribuya a mejorar la situación y ¡nunca! a empeorar todavía más ese momento complicado.
Y tú, ¿te animas a pensar un poquito, a reflexionar antes de actuar?