¿Cuáles son tus valores? ¿Te conoces? ¿Te gusta lo que ves cuando miras en tu interior? Esta semana quiero que reflexionemos sobre algo muy personal. Sobre el nivel de conocimiento que tenemos de nosotros mismos y sobre si nos gustamos, si estamos satisfechos con nuestro YO. ¡Menudo reto!, ¿verdad?

Se trata de que realicemos un pequeño análisis sobre nuestros valores. Porque son nuestros cimientos… los que harán que cuando haya una sacudida nos tambaleemos más o menos, pero no nos caigamos y los que mostraremos a los demás en los momentos más críticos.

Para este post, he escogido una historia anónima que leí hace tiempo y que me ayudo a reflexionar acerca de mi yo más íntimo. Os invito a leerla:

“Un día, vas caminando con tu taza de café y de repente alguien pasa, te empuja y hace que se te derrame el café por todas partes.

– ¿Sabes por qué se te derramó el café?

– Porque alguien me empujó, piensas

Pues una respuesta equivocada. Te lo aseguro

Derramaste el café porque tenías café en la taza. Si hubiera sido té, hubieras derramado el té.

Lo que tengas en la taza, es lo que se va a derramar.

Por lo tanto, cuando la vida te sacude (qué pasará en algún momento), derramarás lo que tengas en tu interior.

Puedes ir por la vida fingiendo que tu taza está llena de virtudes, pero cuando la vida te empuje vas a derramar lo que en realidad tengas dentro de ti. Eventualmente, saldrá la verdad a la luz.

Así que habrá que preguntarse a uno mismo.

• ¿Qué hay en mi taza?

Cuando la vida se ponga difícil… ¿Qué voy a derramar?

¿Alegría, agradecimiento, paz, humildad?

¿O coraje, amargura, palabras o reacciones duras?

¡Tú eliges!

Ahora, es el momento de trabajar en llenar tu taza con gratitud, perdón, alegría, palabras positivas y amables, generosidad y amor para los demás.

De lo que esté llena tu taza, tú eres el responsable. Eres tú quien ha de estar preparado ante las sacudidas de la vida”

Ahora que habéis leído esta historia, os quiero preguntar:

• ¿Qué creéis que se derrama de vuestra taza en los momentos complicados?

 

No sé si recordaréis que en pleno confinamiento por el COVID-19 escribí un post que hoy os dejo aquí, en el que os formulaba la siguiente pregunta: ¿Cómo recordarás tu YO de los días más duros de la pandemia en unos años?

Os hice esta pregunta porque me parecía importante que todos adoptáramos nuestro papel en la crisis, nuestra responsabilidad: como padres y madres, como hijos, como compañeros de trabajo, como maestros o como alumnos…

Pues bien, en el post de hoy os pregunto:

• ¿Qué derramó y qué está derramando vuestra taza en estos momentos tan difíciles?

Y quiero insistir. No se trata de ser un Superman o una Superwoman. ¡No! Se trata de realizar un ejercicio de autoconocimiento, de mirar cada uno de nosotros hacia nuestro interior y saber de qué queremos llenarnos.

• ¿Queremos derramar malestar o calma?
• ¿Queremos salpicar de pesimismo a nuestros allegados y seres queridos? O ¿Queremos buscar la manera de atravesar este complicado camino que tenemos por delante?
• ¿Queremos ser apoyo o lastre?
• ¿Queremos ser sensibles ante las injusticias o alimentarlas?

Mirad… Ninguno de nosotros está nunca preparado para las sacudidas de la vida. Ninguno está libre de ellas, pero podemos elegir ¡sí! Podemos elegir como afrontarlas y para hacerlo hemos de habernos preparado previamente, de manera que trabajemos cada día en potenciar todas esas fortalezas que nos pueden ayudar a sobreponernos de las embestidas de la vida y que, pueden contribuir a hacer más liviano el peso a los demás, incluso, a nosotros mismos. Dos valores importantes: capacidad de trabajo y solidaridad.

En una ocasión leí en un maravilloso libro de Bernabé Tierno que “no podemos cambiar a los demás, pero sí podemos decidir ver en los otros lo mejor de sí mismos”. Y si somos capaces de ver en los demás, lo mejor que tienen… ¿No seremos también capaces de cambiar lo que no nos gusta de nuestro interior? ¡Yo creo que sí!

Os invito a trabajar en vuestro YO interior, en vuestros valores, en vuestras fortalezas internas. ¿Qué cómo hacerlo?

Lo primero que tenemos que hacer es un ejercicio crítico, constructivo, de nosotros mismos:

• ¿Cómo reacciono ante una dificultad? ¿Me desespero fácilmente? ¿Me enfado? ¿Me bloqueo? ¿Busco la solución? ¿Pido ayuda? ….
• ¿Conozco mis fortalezas internas? Si es que sí, ¿Qué hago para potenciarlas? Si no las conozco todavía, ¿por qué no preguntarle a alguien cercano, a alguien que de verdad te conozca y te haya visto en situaciones límite?
• ¿Conozco todos esos aspectos que tengo que mejorar, conozco mis debilidades? ¿Qué puedo hacer para que no tengan protagonismo en mi vida? ¿Cómo puedo trabajar para cambiarlas a mejor o que desaparezcan?

Mirad, me gustaría que contestarais a todas estas preguntas por escrito y que, cada día, apuntarais en un papel qué habéis hecho para trabajar en potenciar vuestros puntos fuertes y en transformar vuestros puntos de mejora en fortalezas. ¡Por pequeño que sea! Todo paso es importante, todo paso cuenta… se trata de que cuando miréis hacia vuestro interior estéis orgullosos de lo que veis, se trata de que cuando os llegue una sacudida no os avergoncéis de lo que derraméis sino que os deis cuenta de que habéis invertido tiempo y esfuerzo en reforzar esos valores personales…

Para finalizar. ¿Os atrevéis a dar el primer paso para llenar vuestra taza de amor, gratitud, solidaridad, esfuerzo, responsabilidad y, llegado el caso, derramarla?