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¿Tienes metas? ¡Enfócate en ellas!

metas

¿Tienes metas? ¡Seguro que sí! Pero ¿estás dirigiendo todos tus esfuerzos en conseguirlas? ¿Estás verdaderamente enfocado en esas metas, en esos objetivos de vida? Me gustaría que desarrolláramos en este post esta idea de poner el foco en lo que realmente queremos, en lo que realmente nos importa, en las metas que queremos alcanzar.

¿Os animáis a reflexionar conmigo?

Para comenzar con esta reflexión comparto un cuento que, puede que algunos de vosotros hayáis leído, y que me parece que desarrolla con mucha precisión ese concepto de ‘poner el foco’ para alcanzar nuestras metas.

“Cuentan que hubo una vez un hombre que decidió cavar un pozo en un extenso terreno que poseía. Eligió un lugar y profundizó hasta los cinco metros, pero no encontró agua. Pensando que aquel no era el sitio idóneo, buscó otro lugar y se esforzó más llegando hasta los siete metros, pero tampoco esta vez halló agua. Decidió probar una tercera ocasión en distinto lugar, y cavar aún mucho más, pero cuando llegó a los diez metros, concluyó que en su terreno no había agua y que lo mejor era venderlo. Y así lo hizo.

Un día, pasado un tiempo, fue a visitar al hombre al cual había vendido el terreno, y se encontró con un hermoso pozo. Sorprendido, exclamó:

– ¡Amigo, mucho has tenido que cavar para encontrar agua, recuerdo que yo piqué más de veinte metros y no encontré ni rastro!

– Te equivocas -contestó el aludido-. La verdad es que yo sólo cavé doce metros, pero a diferencia de ti, siempre lo hice en el mismo sitio.

El hombre que había vendido el terreno se marchó pensativo…”

¿No os parece que en el cuento se refleja de manera muy visual la costumbre que, en ocasiones, tenemos de ir de una tarea a otra sin acabar ninguna? ¡Cuántas veces nos sorprendemos a nosotros mismos actuando de esta manera!, ¿verdad?

¿Sabéis una cosa? Comportarnos así, cambiando continuamente el foco, olvidando el objetivo, y destinando esfuerzos a tareas que no nos llevan por el camino indicado, supone un desgaste innecesario en nuestro día a día. Nos hace sentirnos cansados y, además, insatisfechos con el resultado. Porque no estamos enfocando nuestro trabajo en conseguir las metas trazadas, en alcanzar objetivos concretos.

Es habitual que, en la sociedad actual, con un montón de estímulos que nos distraen del camino elegido, tengamos tendencia a despistarnos del objetivo. ¡A todos nos pasa! ¿Quién no ha estado alguna vez respondiendo a un email de trabajo y, en ese momento, le ha entrado un mensaje de whatsapp sobre otro proyecto y ha pasado a contestar éste dejando a medias el anterior, incluso en ocasiones, olvidándonos del primero?

Esto es un ejemplo diario de lo que supone ‘perder el foco’. Pero quiero ir mucho más allá. Quiero reflexionar acerca de ‘perder el foco’ de tal manera que nos olvidemos de cuál era nuestro objetivo, esa meta por la que empezamos a trabajar, por la que decidimos dedicar tanto esfuerzo personal, profesional, incluso a veces, económico.

Lo primero que os pregunto es:

¿Cuál es vuestra meta? ¿Qué buscáis con vuestra tarea diaria? ¿Cuál es vuestro sueño personal o profesional? Porque no siempre nuestras metas tienen que ver con el trabajo. Podemos tener como meta conseguir una vida en familia armoniosa, dedicar más tiempo a nuestros hijos o padres… Y también pueden ser metas profesionales vinculadas al ámbito educativo: aprobar esa oposición, mejorar las calificaciones para el estudio de esa carrera, aprender ese idioma que tanto se nos resiste. Y, por último, podemos marcarnos objetivos profesionales: alcanzar un determinado nivel de clientes, un volumen de negocio, mejorar algún producto o conseguir que nuestro trabajo mejore la vida de los que nos rodean… Hay metas de todo tipo. Más o menos ambiciosas. Pero deben ser metas realistas.

¿Y qué hacemos para no perder el foco? Comparto con vosotros algunas cosas que me ayudan a diario a volver a trabajar por mi meta:

  1. Lo primero que hemos de hacer es no enfocarnos en demasiadas metas a la vez. Cuando tenemos muchos objetivos, tendemos a la dispersión. Por eso, es importante que tengamos claro ese único objetivo final y que el resto de objetivos sean pequeñas metas que vamos a ir alcanzando y que nos acercarán e impulsarán a seguir avanzando y trabajando hacia el objetivo final.
  2. Detenernos y pensar. A veces es necesario pararse un momento. Porque en la vorágine del día a día se nos puede olvidar qué era eso que nos hizo comenzar. Nos paramos. Echamos la vista atrás y aprovechamos tanto para felicitarnos por el camino recorrido como para replantearnos ese camino que nos tiene que llevar hasta esa meta final. ¿Estamos dando los pasos adecuados, estamos eligiendo una senda demasiado complicada por acortar el tiempo, nos hemos desviado por un camino que no nos conduce a ninguna parte? Preguntarnos nos hace volver a visualizar ese objetivo que tanto ansiamos y por el que estamos trabajando.
  3. Si es necesario, plasmemos en un papel ese objetivo y los pasos que tenemos que seguir recorriendo para alcanzarlos. Muchas veces, esa lista nos ayuda a volver a centrarnos y, además, es muy satisfactorio ir tachando tareas realizadas y ver que nuestro trabajo, nuestro esfuerzo vale la pena para acercarnos a la meta.
  4. Eliminemos de nuestro día a día las cosas que no nos aportan. Y con eso me refiero a muchas tareas que no son necesarias y que nos abruman. Cuando no sea posible cortar de manera tajante con ellas, seamos consciente de cuáles de ellas son tan importantes y urgentes que requieren que dejes lo que estás haciendo en ese momento. Y lo mismo con lo que llamamos los ladrones de tiempo: ¿Necesitas mirar el móvil de forma constante? O ¿Contestar el correo electrónico? Si no es así, olvídalo mientras estás enfocado en tu trabajo, ese que te va a conducir a alcanzar tu sueño.
  5. Por último, no dejes para mañana ningún paso que puedas dar hoy si éste te conduce a tu meta. Retrasar o aplazar una tarea porque es muy pesada, pero que sabes que has de realizar sí o sí, no te lleva a ningún sitio. ¿Por qué no empiezas hoy con ella? Seguro que mañana te alegras de lo que hayas podido adelantar.

Y vosotros, ¿tenéis metas? ¿Estáis enfocados en ellas?

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