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Delegar. ¿Sabes hacerlo?

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Delegar. Esta semana quiero reflexionar sobre el liderazgo. Y más en concreto sobre la capacidad de delegar, formar y organizar que entraña el ser un buen líder.  A veces no es fácil, pero es importante aprender a hacerlo porque, en ocasiones, nos enfrentamos solos a multitud de tareas y nos llegamos a desbordar.

Y tú, ¿sabes delegar? ¿Sabes formar a las personas de tu equipo para que se desarrollen profesionalmente?

Para acompañarnos en esta reflexión he escogido una fábula de origen chino ‘Demasiados senderos’. Te invito a leerla.

“Hace muchos años, un humilde ganadero chino perdió una oveja, y pidió a todos los vecinos que le ayudaran a encontrarla, incluidos los alumnos de Zang Yi, un maestro muy famoso del lugar al que acudían cada año muchos estudiantes.

El maestro preguntó al ganadero:

– ¿Tantas personas necesitas para encontrar la oveja?

– Sí, y muchas más… porque en la montaña hay muchos senderos, y no sé por cuál se habrá ido mi oveja…

El maestro asintió y se retiró. Esa misma noche regresaron todos después de una intensa búsqueda, y Zang Yi, salió presuroso a preguntar:

– ¿Y qué? ¿Encontraste la oveja?, le dijo a su vecino.

– No, que va… No la encontramos- respondió él, muy triste.

– ¿Y por qué no la encontrasteis?, preguntó de nuevo el maestro.

– Porque son demasiados senderos…Y uno conduce a otro. Y a otro más. ¡Es imposible encontrar mi oveja a pesar de la ayuda de todos ellos!, se lamentó el ganadero.

Desde ese instante, el sabio Zang Yi se mostró muy pensativo y hasta dejó de sonreír. No quería hablar con nadie. Solo permanecía centrado en sus meditaciones.

– Una oveja es una nadería – dijeron alarmados los estudiantes–, y ésta no era ni siquiera suya. ¿Por qué tiene Ud. que dejar de hablar y sonreír?

Pero Zang Yi seguía en silencio.

Uno de sus discípulos, extrañado, acudió a ver a otro maestro para contarle lo que le pasaba a Zang Yi.

– No habla, ni sonríe…solo está pensando todo el día…

– Cuando hay demasiados senderos, un hombre no puede encontrar su oveja- respondió este sabio- Y cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, pierde su ruta y malgasta su tiempo. Siendo discípulo del mejor maestro, usted parece que no aprende nada…”

¿Qué había ocurrido? ¿Cuál es la enseñanza que debían aprender los estudiantes?

En mi opinión, esta fábula nos habla, por un lado, en la necesidad que tuvo el ganadero de delegar en los demás, de confiar en ellos para que le ayudaran a encontrar su oveja perdida.

Por otro lado, el hecho de no encontrarla nos enseña que la ‘multitarea’ sin orden ni estructura, la gran cantidad de senderos que había en el bosque, nos puede llevar a no conseguir los objetivos deseados.

Por eso, considero que, para ser un buen líder, un buen jefe de equipo, un buen ‘capitán’ hay que escoger a nuestros colaboradores y transmitirles nuestra confianza. Pero también hay que saber formar a las personas del equipo, organizar el trabajo y repartirlo adecuadamente en función de las capacidades de éstas.

Mirad, hay una frase del escritor Napoleón Hill sobre el líder que me parece muy acertada:

“El líder capaz, entrena su suplente el cual puede delegar a voluntad cualquier detalle de su posición. Sólo de esta manera un líder se multiplica y se prepara para estar en muchos lugares y dar atención a muchas cosas al mismo tiempo”. 

Cuando aprendemos a delegar obtenemos resultados de inmediato:

  • Nos es más fácil llegar al objetivo que nos hemos marcado.
  • Aprendemos ¡y enseñamos! Una de las grandes tareas, y a veces olvidadas, del liderazgo, que tiene como consecuencia entrenar a cada persona del equipo y hacerle desarrollar nuevas capacidades, aptitudes y actitudes.
  • Generamos un buen ambiente porque depositamos nuestra confianza en ellos, uno de los mejores motores del liderazgo es el transmitir ese ‘confío en ti’ a través de la delegación.
  • Aprendemos unos de los otros. Podemos, incluso, mejorar los procesos cuando delegamos en alguien que encuentra otra forma de hacer la tarea más eficaz y más eficientes.
  • Incentivamos el desarrollo de las personas del equipo mejorando la fortaleza de éste y generamos ese orgullo de pertenencia que nos facilita el reconocimiento de unos y otros. Y, ¡sobre todo!
  • Somos mucho más fuertes

A todos estos resultados, también habría que sumar que cuando aprendemos a confiar en nuestro equipo de trabajo conseguimos no estar desbordados y que disminuya nuestro estrés. ¿No es maravilloso?

Pues me gustaría daros algunas claves que creo que pueden ser de ayuda a la hora de gestionar un equipo de trabajo:

  • Como siempre, la primera, escuchemos. Aprendamos a escuchar a los demás. Pero a escuchar de verdad, a conocerlos de cerca. Es la única manera de saber qué delegar y en quién.
  • De esta forma, sabremos en qué son fuertes. Cuáles son sus fortalezas, esas que van a conseguir que nos ayude en nuestro día a día. Su particularidad. Su esencia.
  • Una vez conozcamos qué es eso que sabe hacer tan bien… ¡mostremos nuestra confianza! Quizás el paso más difícil sea éste. Delegarle la tarea que tanto nos importa, que hemos de hacer de maravilla para conseguir alcanzar nuestra meta. Pero ¡ya lo conoces!, ¡Ya sabes que puede hacerlo! ¿Qué tal si se lo decimos? Y sabiendo y asumiendo que puede haber errores al principio, por ello la delegación debe ser tutelada y lleva tiempo y dedicación… Es como una formación delegada para el desarrollo de las personas del equipo.
  • Reconoce, felicita y celebra los logros. ¿Cuánto tiempo hace que no felicitas a los tuyos? Por el esfuerzo, por el camino recorrido, por no desfallecer, por el resultado…
  • Y selecciona los trabajos. Recuerda que no se pueden revisar demasiados senderos. Escoge. Prioriza. Porque no se trata de intentar abarcarlo todo sino de elegir aquello que sí somos capaces de hacer sumando esfuerzos ¡nuestro equipo y nosotros mismos!

Y tú, ¿sabes delegar? ¿Sabes priorizar? Te animo a intentarlo.

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