¡Mira a tu alrededor! ¡Está lleno de personas extraordinarias!

¿Os habéis dado cuenta? Estamos rodeados de personas extraordinarias, magníficas, apasionadas… ¡Y muchas veces ni siquiera reparamos en ello! Esta semana os propongo que reflexionemos un poco sobre la calidad de las personas que nos rodean en nuestro día a día. Nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, el vendedor de la tienda de la esquina, nuestros amigos, nuestro profesor… ¡Son personas extraordinarias!

Seguro que si pensamos un poco podemos recordar alguna anécdota que nos ratifica que son extraordinarios… ¿recuerdas cuando no llegabas a tiempo al trabajo, el autobús se acababa de marchar y estabas desesperado? Tu vecino pasaba con el coche y se ofreció a llevarte… ese vecino con el que apenas habías cruzado un par de palabras y en el que apenas habías reparado. ¡Un gesto que te cambió el día!

¿Y recuerdas cuando en medio de un atasco se hizo la hora de recoger a los niños del colegio? Esa llamada del papá del compañero de clase de uno de tus hijos: ¡Tranquilo…te esperamos en el parque! ¿Y cuando tu pareja cayó enferma y tuviste que llevarla al hospital? Tus vecinos y tus amigos te ofrecieron su ayuda sin reparos… tus compañeros de trabajo te tranquilizaron asumiendo parte de tus responsabilidades… ¿Estás o no rodeado de personas extraordinarias que hacen que tu vida sea mejor?

Entonces… ¿por qué, a veces, nos cuesta tanto reconocerlo? ¿Por qué nos fijamos en el caso aislado? ¡Seguro que os ha pasado! Alguna vez volver a casa enfurruñado porque uno de tus vecinos no te ha saludado o porque has pillado hablando mal de ti a un compañero de la oficina. Anécdotas que han acabado por estropearnos el día o más bien, a las que les hemos permitido arruinar nuestro día. ¡Deja de hacerlo!

Os propongo que abramos los ojos. ¡Sí! bien abiertos… a todas las personas extraordinarias que nos rodean. Que les prestemos atención y que estemos atentos a todas las cosas buenas que nos ocurren cada día gracias a esas personas con las que compartimos la vida. Al finalizar el día, haced balance. ¡Estoy casi seguro que la balanza final se inclinará a favor de esas personas extraordinarias! ¡Empecemos a disfrutar de ellas, de su compañía, de su entrega, de su generosidad, de su pasión, de su alegría de vivir…! Os aseguro que se contagia y así nos sentiremos plenos y agradecidos por contar con ellas.

Como ejemplo de esas personas extraordinarias que podemos encontrar cada día, quería contaros una historia que he conocido esta semana a través de las Redes Sociales. Es ‘la historia de Paco’, un indigente de Murcia.

“Paco es un hombre que mientras caminaba por la calle, en Murcia, vio una moto con las llaves puestas pero sin dueño. Lo primero que pensó es en que debía retirar las llaves de la moto para evitar un robo y devolvérselas a su dueño. Se trata de un gesto honrado. Más aún si se tiene en cuenta que Paco lleva seis meses sin hogar, viviendo en albergues tras soportar ocho años de desempleo que le han dejado en la calle. Cuando el dueño de la moto llegó, agobiado tras darse cuenta que se había dejado las llaves puestas encontró, además de la moto en perfecto estado, una nota en la que Paco le avisaba de que tenía las llaves e indicándole donde vivía” .

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Historias como la de Paco me hacen ratificarme en mi idea de que son muchas más las personas extraordinarias que existen a nuestro alrededor de las que nos percatamos cada día, personas que no dudan en anteponer la honradez y el bienestar de los demás frente al suyo propio, personas apasionadas por su trabajo que son capaces de ofrecer lo mejor de sí mismos, personas que no escatiman una sonrisa o un gesto amable, personas desinteresadas y volcadas en hacer mejor la vida de los que le rodean.

Yo tengo la enorme suerte de encontrarme con ellas cada día. Al término de mis cursos o de mis conferencias, en el tren o mientras paseo por la calle. ¡Seguro que tú también! Sólo tienes que aprender a mirarlas, detenerte un poco a pensar en todo lo bueno que te aportan cada día… ¡y dar gracias por el regalo que te ha hecho la vida al rodearte de todas esas personas extraordinarias!

Y tú, ¿te animas a contarme tus historias con esas personas extraordinarias de tu vida? ¿Te animas a decirles lo extraordinarias que son?

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Comentarios (6)

Hola Luis, sí me apunto en este tema de reconocer y dar gracias por la maravillosa gente que nos rodea, he aprendido que esto debe de hacerse hasta con más frecuencia de la que nos imaginamos.

Hace aproximadamente 3 años fui víctima de la delincuencia en mi País, herido llegué a una clínica cercana donde entré pidiendo la ayuda de un médico de urgencias. Allí el tema de “urgencias” está entre comillas pues primero son todos los procedimientos administrativos y luego lo demás, pero ese día fue diferente. De manera inmediata un médico que se encontraba en la sala me toma del brazo y me lleva hacia la parte interna de urgencias, no habían pasado tres minutos cuando ya estaban 5 ó 6 personas atendiéndome. Ese médico, durante el cuestionario que me realizaba una de las enfermeras de turno, resultó ser un amigo de infancia del que era mi supervisor en el trabajo que desempeñaba para ese entonces y de inmediato me preguntó conoces a Giovanni y le dije sí, él es mi jefe, recordaré sus palabras… Tranquilo lo voy a llamar para decirle que estarás bien!

Aunque desconocí el contenido de la conversación telefónica, lo único que le pedí al Dr. en aquel momento fue que me permitiera llegar a conocer a mi hija que estaba a escasos meses de nacer, pero lo que me ofreció fue mucho más que eso, me dijo tranquilo estarás bien yo me encargaré.

Hoy ya mi pequeña tiene casi 3 años y de aquel momento no me quedó milagrosamente ni una consecuencia en cuanto a mi salud, pero sí un agradecimiento eterno para ese médico ejemplar y sus colaboradores.

Gracias a todas esas personas por estar allí, gracias a Dios y a la vida.

Y gracias a ti por hacernos partícipes de tan maravillosa historia y compartir la maravilla de las personas que nos rodean.

“…personas que no dudan en anteponer la honradez y el bienestar de los demás frente al suyo propio…”
Aunque es cada vez más difíciles encontrarlas, no se han acabado…
El Señor me lo recordó nuevamente a principio de este año, cuando un día antes de que operaran a mi hermana, estuve de farmacia en farmacia buscando los medicamentos que necesitaría, y en ese ir y venir, de pronto me percate que había perdido mi monedero con documentos de identidad, tarjetas de crédito y dinero en efectivo…en fracciones de segundo entre en pánico y quise regresar a la última farmacia a ver si corría con suerte de encontrarla durante el camino, trate de calmarme y clamé al Señor, y mientras caminaba, alce la vista de la carretera y vi a través de una cerca, un grupo de 3 personas me hacía señas…pensé “así será mi cara de desesperación que me van preguntar que me pasa”, para mi gran alivio eran unos esposos con su pequeña hija y me dijeron algo parecido: “… por su cara esto es suyo…” era mi monedero y agregaron “…todo está completo”, “…si no encontrábamos a la dueña publicaríamos en las redes…”. Wuaoo…sostuve sus manos mientras les bendecía y agradecía por su gesto de honradez y solidaridad! Gracias Señor por utilizarnos como instrumentos tuyos que somos y por cruzar en nuestro camino a tus Ángeles de carne y hueso.
Saludos,

Gracias por compartir tu historia Carina… ¡personas maravillosas, sin duda!

Saludos, Luis. Efectivamente son muchas la personas extraordinarias que nos han rodeado. Maravillosamente han aparecido en ese instante que no esperas, pero lo hacen con la disposición de ayudarte. Quisiera Nombrarlos a todos y contar cada experiencia, son muchas. A veces hasta vatias personas contribuyen, tal paso, cuando estuve terminando mi carrera de ingeniería, ya no tenia dinero para pagar residencia pues era estudiante foráneo. Estaba preocupado pues ya debia terminar el trabajo de grado, defenderlo, sacar mi última materia, en fin no tenía donde quedarme, ni dinero para regresar a mi pueblo. La bibliotecaria, al verme la preocupación, me pregunto que me sucedía, le conté, y ella me dijo, no te preocupes hijo, quédate en mi casa, por esta noche, y asi fue; al dia siguiente, la mamá de una compañera rentaba habitaciones, y me permitió pasar varias noches en una de las habitaciones sin pagar, hasta que un señor me dio trabajo en uno de los puestos de llamadas de los alrededores de la universidad. Definitivamente Dios nos regala personas extraordinarias y maravillosas en momentos que los necesitamos.

¡Qué historia tan extraordinaria Manuel! Muchas gracias por compartirla con todos nosotros… Ojalá sigas rodeado de personas tan maravillosas ¡Un saludo!

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