¿Conoces los efectos secundarios de la solidaridad?
Hace unas semanas leí una noticia fantástica: España es por 23 año consecutivo líder mundial en materia de trasplantes con una tasa de donaciones de 36 frente a la tasa de 19 del resto de Europa. ¡Qué gozada! Un ejemplo de solidaridad. Un comportamiento real de que somos un país extraordinario lleno de personas extraordinarias. El otro día, dando un paseo vi una gran cola de personas. No sabía lo que pasaba hasta que me acerqué. Hacía frío, un viento helado y eran ya las siete de la tarde. ¿Sabéis a qué esperaban? A donar sangre. ¡Sí! Parejas jóvenes, no tan jóvenes, hombres y mujeres de mediana edad,… estaban pasando la tarde de un miércoles de invierno helados de frío a las puertas de un autobanco de donación. ¡Me pareció fantástico!
Y estoy seguro que la solidaridad se contagia. Que cada vez son más las personas que responden ante la llamada de urgencia cuando merman las reservas de sangre o que llenan el carro de los voluntarios del Banco de Alimentos en los supermercados. Cada año, cada día, cada hora aumentan las personas que optan por donar los órganos de sus seres queridos fallecidos e, incluso, que se brindan a ser donantes en vida para salvar la vida de algún familiar.
En este post sobre la solidaridad, me gustaría haceros una pregunta: ¿Cómo os habéis sentido después de realizar un acto solidario? Donar sangre, ayudar a alguien que lo necesita, repartir un poco de cariño con los mayores, participar en alguna tarea social de voluntariado… Y, en esta ocasión, me atrevo a aventurar una respuesta: Estoy seguro que os habéis sentido felices, llenos, colmados de paz,… ¿no es así?
En ‘Reilusionarse’ dedico un capítulo entero a la generosidad y hablo de que la mayoría de los voluntarios aseguran que reciben más de lo que han dado durante la acción de solidaridad o de ayuda que han realizado. Porque dándonos a los demás no sólo les enriquecemos a ellos sino que nos enriquecemos a nosotros mismos espiritualmente. Existen estudios que lo demuestran: las personas que realizan algún tipo de voluntariado sufren menos depresiones y poseen una mayor percepción de la felicidad, mayor autoestima, y más dominio y control personal. La explicación es que al poner el foco en las necesidades de los demás están menos pendientes de sí mismas y de sus problemas.
Y para que tú también lo compruebes, para acabar este post te propongo que si aún no has dado el paso, te decidas a dedicarte un poquito más a los demás, ya sea con parte de tu tiempo, prestando más atención a las necesidades de tu entorno o realizando una acción solidaria. ¿Te animas? Te aseguro que si lo intentas, si lo haces… ¡Te van a sorprender los numeroso efectos positivos que va a generar en ti! Y te invito a compartirlos para hacer crecer todavía más la solidaridad en un país extraordinario, lleno de personas extraordinarias.
Eres fantastico Luis, lo que estoy aprendiendo de tus post , tus mensajes , etc.
Desde que te conozco he aprendido a ser mejor persona. referente a este post y ya lo lei en tu libro, que por cierto , tengo una red comercial de distribuidores Independientes y los marco semanalmente ejercicios y objetivos a realizar .
hace 3 semanas el ejercicio que los hice fue comprar tu libro y leerselos y luego los envie una serie de preguntas para ver si se lo habian leido , y fue tal exitó que se han enganchado a ti . jajajaja.
Luis desde el de Enero soy Voluntariado de la Asociacion Española Contra el Cancér en Castilla La Mancha .
Solamente decirte y agradecerte lo que aportas en mi vida.
Un abrazo
Muchas gracias D. Luis. Todo un placer leerle una verdad como un puño.
Nos vemos pronto por Jerez. Un abrazo.