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¿Qué separa el éxito del fracaso?

éxito¿Cómo afrontas tus miedos? ¿Con qué actitud te enfrentas a ellos? ¿Cuál es la diferencia entre el éxito o el fracaso? Quiero comenzar el post de esta semana con una historia que puede ayudarnos a responder todas estas preguntas:

“Durante una batalla, cierto general decidió atacar al adversario a sabiendas que su ejército era inferior en el número de efectivos. Pero estaba confiado en ganar, aun cuando sus hombres estaban llenos de dudas. De camino al campo de batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo:

—Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz, perderemos. El destino se revelará.

Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos y muy nerviosos como aterrizaba en el suelo. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y tan confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria.

Después del combate, un teniente le dijo al general:

—Nadie puede cambiar el destino.

—Tal vez —contestó el general con una sonrisa de picardía mientras mostraba al teniente una moneda que tenía cara en ambos lados”.

Este cuento me ha recordado a una historia real que recrea en una película el cineasta Kenneth Branagh, la del discurso del rey Enrique V arengando a las mermadas y cansadas tropas inglesas antes de entrar en batalla el Día de San Crispín contra unas multitudinarias tropas francesas. En este enlace os dejo el momento del discurso en la película Enrique V. De nuevo la motivación de las tropas frente a los lamentos. De nuevo la actitud. La línea que separa el éxito del fracaso.

En muchas ocasiones -en la mayoría- somos nosotros mismos –con la actitud que adoptamos- los que decantamos la balanza hacia el éxito o el fracaso. ¡Haz la prueba! Recuerda alguna situación en la que tenías mucho miedo, miedo al fracaso, a no ser capaz de hacerlo, a enfrentarte con las críticas… tenías dos opciones:

-Pasar por esa situación con miedo, pensando en lo peor que podía pasar, alimentando tus temores. ¡Y lo que es peor!, sufriendo.

-Visualizar el éxito. Creer firmemente que eras capaz de lograrlo y no solamente lograrlo sino hacerlo con buenas notas, trabajando intensamente para ello. ¡Y disfrutándolo!

Si elegiste la primera, probablemente pasarías un mal momento y el resultado no sería tan brillante como podía haber sido.

Si, por el contrario, te cargaste de razones para demostrarte a ti mismo que eras capaz… el resultado fue un éxito y, lo que es mejor, disfrutaste mientras superabas esa situación que creías infranqueable.

¿Te has dado cuenta? La actitud con la que afrontamos los retos puede modificar el resultado. En muchas ocasiones os he pedido que hagáis la prueba una mañana al salir de casa ¡o mejor! en cuanto os despertéis. Que decidáis empezar el día pensando en todo lo bueno que os va a pasar y ser consciente de ello cuando os ocurra, que sonriáis a los que os rodean (amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo o de clase), que penséis en lo bien que vais a cumplir hoy con vuestras obligaciones y que lo vais a hacer disfrutando…

Si os atrevéis a afrontar con esta actitud vuestro día… podréis comprobar que el resultado es maravilloso. Y lo mejor de todo es que la elección es vuestra. Somos nosotros los que decidimos con qué actitud afrontamos el día a día, con qué actitud nos enfrentamos a nuestros miedos… ¿por qué no optar por la que nos va a dar más satisfacciones?

¿Os imagináis que hubiera ocurrido en la batalla del cuento con el que he comenzado el post si los soldados hubieran acudido a la lucha con el desánimo de creerse inferiores? Probablemente el resultado no hubiera sido el mismo.

Os invito a salir cada mañana de casa con la actitud de los luchadores, de los que saben que pueden hacerlo y ponen todo su empeño en ello. Y así consiguen disfrutar mientras lo hacen. Os invito a dejaros los miedos en casa y a pensar en positivo. Os invito a esforzaros por aquello que queréis conseguir pensando en que podéis conseguirlo.

Y recordad siempre que la actitud es lo que, en la mayoría de los casos, separa el éxito del fracaso. ¡Y la actitud la eliges tú!

¿Qué actitud eliges para ponerte a trabajar por tus sueños?

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