¿Sabes que esfuerzo y satisfacción caminan juntos?
¿Eludes el esfuerzo? ¿Te asustan las dificultades? ¿Sabes que no siempre el camino más fácil es el que debes escoger?
Esta semana quiero hablaros del esfuerzo y de la satisfacción. Porque casi siempre van de la mano. ¡Os lo aseguro! Y quiero comenzar con un cuento, la historia de un hombre y una mariposa:
“Cuenta una fábula que un día paseando por el campo un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa con la intención de observar a la mariposa cuando saliera del capullo.
Un día, el hombre vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar durante varias horas, viendo cómo la mariposa luchaba por abrirlo para hacerlo más grande y poder salir.
Durante su jornada de observación, vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar con su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo más grande. Por fin, la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, la mariposa tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.
Pero ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar.
Así, lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar. Por lo tanto, la libertad y el volar solamente podían llegar después de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también se le privó de su ser completo y saludable…”
Tras leer esta breve fábula me gustaría que recapacitaras acerca de las situaciones que han supuesto para ti un esfuerzo extra: ese informe anual que te desveló tantas noches, los cientos de temas de esa oposición, la primera maratón que se decidiste a correr, (…) ¿Las tienes en mente? Pues ahora te pido que recuerdes cómo te sentiste cuando lograste superarlas? Que rememores esa sonrisa que no se te borraba de la cara cuando pasaste por la línea de meta, ese grito de alegría al ver el aprobado o el orgullo tras escuchar las palabras de tus jefes y compañeros el día que presentaste el informe.
Quizás, en algún momento, te planteaste optar por el camino más fácil: escaquearte de hacer ese informe poniendo miles de excusas, renunciar a esa oposición porque era muy difícil y requería demasiado esfuerzo o no acudir a esa cita el día del maratón fingiendo estar lesionado por miedo a fracasar.
El miedo, en ocasiones, nos hace elegir el camino más fácil. El miedo a que no salga como nos hemos propuesto, el miedo a fallar… ¡Mirad! Cuando algo se intenta ya se está consiguiendo algo y el único miedo que debemos tener es a no intentar hacer algo.
Si, en otras ocasiones, elegimos el camino más fácil porque queremos evitar el esfuerzo debemos preguntarnos de forma sincera: ¿de verdad es esto lo que queremos? ¿es hasta aquí hasta dónde queríamos llegar? ¿era ésta nuestra meta?…
La mayoría de las veces, el esfuerzo por conseguir algo nos hace crecer como personas, igual que la mariposa necesitaba luchar para crecer saludable. Por eso, es importante, que no eludáis el esfuerzo, que os enfrentéis a la lucha de cara y que os sintáis satisfechos con vuestra actitud, más allá del resultado final. Porque, os aseguro, que consigáis o no las metas que os habéis propuesto, el simple hecho de esforzaros y luchar para conseguirlas os ha convertido en personas más fuertes, más completas,… como a las mariposas que luchan cada día por lograr su metamorfosis completa. Como a mí me gusta siempre recordar: “El camino más fácil no conduce a la cumbre”.
Y tú, ¿te apuntas a practicar el esfuerzo en tu día a día?
Hola Luis
Enhorabuena
Muchas Gracias por toda la labor tan positiva que haces
Un abrazo
Mariano Tari
Muchas gracias a ti Mariano por tu comentario y por estar ahí. ¡Un abrazo!
Gracias Luis. Una excelente lección. “Sin esfuerzo NO CRECEMOS” Y si no crecemos “Estamos muriendo” Salvo que hayamos llegado a la cima.