Llega Fin de Año. ¿Cuál es tu balance de vida?

Fin de Año. Es momento de hacer balance. ¿No os parece? Pues os propongo comenzar con una mirada hacia nuestro interior, hacia los últimos doce meses de nuestra vida. De esta forma, con esta reflexión, sabremos qué es lo que nos funciona y qué podemos cambiar. Pero, sobre todo, buscaremos el modo de hacerlo.
¿Os animáis a hacer balance de vida de Fin de Año?
Para despedir el año, he escogido un cuento que nos ayude a realizar esa mirada interior. Se titula ‘El anacoreta’ ¿Me acompañáis en este último post del año?
“Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la meditación espiritual. El anacoreta se quejaba muchas veces de que tenía muchas cosas que hacer.
La gente no entendía cuál era el motivo de estar tan ocupado y le preguntaba que cómo era eso de que en la soledad de su retiro tuviera tanto trabajo.
- Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león, dijo el anacoreta.
- No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales que nos cuentas?, le preguntaron extrañados.
Entonces, el ermitaño dio una explicación para que todos entendieran de dónde provenía su trabajo.
- Veréis, estos animales los tienen todos los hombres, vosotros también. Los dos halcones se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se lancen sobre una presa buena. Esos dos halcones son mis ojos. Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio de los demás y ayuden sin herir. Esas águilas son mis dos manos. Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos, aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no les gusta. Son mis dos pies. Lo más difícil es vigilar a la serpiente, aunque se encuentre encerrada en una jaula de 32 varillas. Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula. Si no la vigilo de cerca, hace daño. Es mi lengua. El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Dice que siempre está cansado y no quiere llevar su carga de cada día. Es mi cuerpo. Finalmente, necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso. Ese león es mi corazón.
Todos asintieron con la mirada en señal de comprensión hacia el relato que les contaba el anacoreta. Y sintieron identificadas cada una de esas partes en su propio cuerpo con cada uno de los animales a los que hacía referencia el anacoreta”.
Y vosotros. ¿Os sentís identificados?
Ya sé que cuesta mucho mirar hacia el interior de uno mismo. Soy consciente de que es mucho más fácil aconsejar a otras personas, ver cómo ayudarles, darles ese empujón que necesitan o acompañarlas en esos procesos de cambio. Pero hoy os pido que hagáis todo eso con vosotros mismos. Que miréis hacia vuestro interior. ¡Sí!
- La primera pregunta para comenzar en este balance de Fin de Año de nuestra vida sería: ¿Qué cosas he hecho este año que me han ayudado a crecer, que me hacen sentir orgullo de lo conseguido? Puede ser tanto un logro laboral como académico, puede tratarse de hacer conseguido recuperar una vieja amistad de la que nos habíamos distanciado, quizás hemos conseguido acercarnos un poco más a nuestra familia, a nuestra pareja. O, por qué no, puede que hayamos cumplido ese reto que nos propusimos hace ahora un año. ¡Seguro que encontramos algo! ¿Y sabéis qué? Seguro que ese logro, ese pequeño triunfo se debe a que hemos domado a todos esos animales que tenemos en nuestro interior.
- Cuando encontremos ese motivo por el que sentirnos orgullosos, ¡felicitémonos por ello! Sí. Porque muchas veces somos capaces de alegrarnos y felicitar a los que nos rodean cuando nos damos cuenta de sus logros, pero nos olvidamos de hacer lo mismo con nosotros. Siempre hemos de acordarnos de valorar eso que hemos logrado y que tanto esfuerzo nos ha costado. ¡Querámonos y reconozcamos nuestra valía! ¿No os parece?
- En esa búsqueda interior también hemos de prestar atención a eso que no hemos podido conseguir. Puede ser que ni siquiera lo hayamos intentado o que lo hayamos hecho en una dirección equivocada. Preguntémonos qué es lo que nos ha impedido lograr ese anhelo. Y busquemos en nuestro interior la manera en la que hemos actuado para modificar lo que ha funcionado y lo que no, para aprender y seguir creciendo. ¡Y no seamos duros con nosotros mismos! ¿Verdad que no lo eres cuando los demás se equivocan? Mejor que ser duro, intentemos incorporar la disciplina y la humildad a nuestra vida. Así seguiremos avanzando.
- Por último, y como hacíamos la semana pasada, os propongo que os marquéis un nuevo reto. ¡Es el momento de fijarnos metas ambiciosas! Porque ya sabéis todo eso que habéis sido capaces de conseguir en un año y ahora comienza uno nuevo para ir cumpliendo objetivos hasta llegar a esa meta que tanto ansiamos.
¿Cuál es vuestro balance de vida de Fin de Año? ¿Qué reto tenéis para el Año Nuevo que está a punto de comenzar?