¿Qué actitud adoptas antes las dificultades?
Actitud. La actitud con la que afrontamos una dificultad o un problema nos define. ¿Sabrías decirme cuál es tu actitud cuando las cosas se presentan complicadas? ¿Sabéis que, en muchas ocasiones, la actitud puede condicionar en gran medida las consecuencias que tenga esa dificultad en nuestro día a día? Tenemos una gran diversidad de actitudes para poner en práctica, si nos atrevemos, por ejemplo, la proactividad.
¿Sabes que una actitud proactiva se puede entrenar?
Hoy os he traído un cuento zen denominado ‘Todo está bien’ en el que un maestro reflexiona con su discípulo acerca de la actitud ante las situaciones difíciles de la vida.
“Una tarde, un discípulo intrigado le preguntó a su mentor:
- Maestro, ¿Nunca te acontecen situaciones difíciles o que no puedes resolver? No entiendo cómo es que dices; “Está bien, todo está bien”, en todo momento cuando se te pone al corriente de alguna contrariedad o se te presenta alguna vicisitud.
El maestro sonrió y con una mirada apacible dijo:
- Es que cuando todo está bien, está bien.
- Pero ¿Por qué? ¿Cómo es posible que siempre todo este bien? -preguntó escéptico e incluso un poco irritado el discípulo.
El maestro explicó:
- Porque cuando no puedo solucionar una situación en el exterior, la resuelvo en mi interior, cambiando de actitud hacia esa circunstancia. Simplemente cambio o corrijo todas las cosas que dependen de mí, y las cosas que no puedo cambiar las acepto y me adapto a eso. Ningún ser humano puede controlar todos los escenarios o situaciones externas que se les presentan, pero sí puede aprender a controlar su actitud y emociones ante las mismas. Por eso, para mí, todo está bien”.
¡Ojalá todos supiéramos actuar como el maestro del cuento! ¿Verdad? Tal vez, a algunos de vosotros, os parezca una actitud pasiva o conformista. Pero no. No se trata de conformarnos sino de adaptarnos y hacernos una pregunta: ¿Qué puedo hacer yo para cambiar esta situación desfavorable?
En el caso de que, verdaderamente, la salida a esta situación no dependa de nosotros… la pregunta ha de ser: ¿Qué puedo hacer para vivir de la mejor manera esta situación tan difícil, llena de amenazas…? ¿Cómo puedo adaptarme a ella?
Creo que en la cabeza de la mayoría de nosotros cuando hablamos de situaciones que se nos escapan de nuestras manos nos viene la pandemia de COVID19, ¿verdad? Era una de esas situaciones en la que no podíamos hacer más que lo que nos decían para protegernos. Solo podíamos quedarnos en casa, salir protegidos cuando era necesario y ¡poco más! Incluso trabajamos desde casa y para ello aprendimos, muchos, a ser nómadas digitales…
Pero cada uno, al margen de las personas que sufrieron pérdidas cercanas o las secuelas de la enfermedad, vivimos a nuestra manera el periodo de confinamiento obligado. ¡Y en ese momento fue muy importante la actitud! ¡Fue muy importante nuestra capacidad de adaptación! ¿Sabéis por qué? Porque era lo único que podíamos controlar. Y, en ese momento, las personas que eligieron cambiar todo lo que dependía de ellas para llevar mejor esta difícil situación ¡vivieron esta época con menos ansiedad y menos fatiga!
Y es ahí dónde quiero llegar para que todos nos demos cuenta de que, ante situaciones que no podemos cambiar, ante acontecimientos cuya solución no está en nuestras manos, lo mejor que podemos hacer es intentar adaptarnos, aceptarlos y ¡seguir adelante! Con más o menos limitaciones, pero sin dejar de avanzar.
Me gusta repetir hasta la saciedad que ¡no estoy diciendo que hemos de ver la vida de color de rosa! Sería injusto pediros esto cuando se atraviesa por una situación difícil (laboral, de salud, familiar…) De lo que se trata es de ser consciente de que hay cosas que podemos cambiar, ¡por supuesto!, y hemos de ponernos manos a la obra para cambiarlas si están en nuestras manos. Pero hay otras situaciones que no dependen de nosotros. Para estas es para las que os pido un esfuerzo, un cambio en vuestra actitud. Porque con una actitud como la del maestro del cuento, ¡todo tiene una mejor solución y, sobre todo, nuestra vida es mucho más serena, plácida y enriquecedora!
¿De qué sirve atormentarnos por cosas sobre las que no tenemos ningún tipo de control?
Y no. No se puede cambiar de la noche a la mañana, pero os aseguro que una buena actitud se entrena y ¡se aprende!
- Analiza bien la situación a la que te enfrentas. Esa que te produce dolores de cabeza o te impide conciliar bien el sueño. ¿Qué parte de la solución está en tus manos? Si puedes hacer algo para salir de esa situación, ¡adelante! ¡Actúa! Busca la manera y ¡hazlo! El trabajar por resolver un momento difícil es lo mejor que puedes hacer. Si, por el contrario, la situación te sobrepasa y no depende de ti cambiarla, entonces…
- Analiza bien tu interior. Mírate y pregúntate hasta qué punto te está afectando. Pregúntate por qué te afecta tanto y cuando encuentres una respuesta ¡empieza a entrenar! Convéncete a ti mismo que la solución no depende de ti. Es el primer paso para que deje de obsesionarte, de ser el centro de tus pensamientos. Ahora el centro ha de ser: ¿qué voy a hacer para vivir de otra manera esta circunstancia? ¡Por supuesto que no va a ser fácil! Y no quiere decir que la situación difícil cambie, pero sí que va a cambiar tu manera de vivirla.
- No te enfoques en lo que no se puede cambiar y, para ello, busca una distracción, encuentra un nuevo foco que enriquezca tu día a día. ¿Qué es lo que más te gusta hacer? Pues si la situación te lo permite, ¡hazlo! Durante la pandemia, muchas personas se relajaban cocinando, otras comenzaron a hacer ejercicio en casa, otras veían series o leían… ¡Busca tu rato de desconexión! Conocerse a uno mismo saber qué es lo que nos hace fluir es importante para utilizarlo como ancla ante determinadas situaciones que nos pueden bloquear.
- Fíjate en los pequeños avances, en los pequeños logros… ¿qué has hecho hoy para sentirte mejor? ¿Qué has conseguido con tu pequeño cambio de actitud? Anota esos logros, ¡verás como si entrenas cada vez serán más! Y conseguirás que ‘todo esté bien porque tú estarás bien’.
¿Me cuentas cuál es tu actitud ante las dificultades? ¿Te atreves a entrenar para que ‘todo esté bien’ en tu vida?