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Nunca des por hecho que no puedes

street-sign-141396_1280“Nunca des por hecho que no pueden”. Hace menos de una semana leí esta preciosa frase en una pancarta que lucían los organizadores de un acto solidario con los afectados por el ‘Síndrome 5p’, también conocido como ‘maullido de gato’. ¡Y me pareció preciosa! Por la frase y por la actitud de lucha que implica, por lo cargada de pensamiento positivo, de ganas de luchar y de vencer. Y por el mensaje positivo que, en ocasiones, nos cuenta tanto trasmitir a los que nos rodean y a nosotros mismos:puedes. Y esta es la actitud de la que me gustaría escribir en el post de esta semana. La que nos impide darnos por vencidos, la que nos hace pensar que somos capaces de conseguirlo, a pesar de los obstáculos o de los tropiezos. La actitud que nos hace levantarnos cuando nos caemos y volverlo a intentar porque ya partimos con la idea de que podemos conseguirlo.

¿Qué cómo se logra tener esa actitud? Pues con esfuerzo y trabajo. Entrenando a nuestra cabeza y siendo realistas. Porque no se trata de verlo todo de color de rosa. Se trata de tener muy claro que hay cientos de cosas por las que podemos luchar, que podemos conseguir con esfuerzo, con dedicación, con trabajo y ¡sobre todo! sin decir nunca: ¡No puedo!

¿Sabéis? Nuestra voz interior es muy fuerte y el cerebro la capta por encima de las demás. Por eso, hemos de tener mucho cuidado con lo que nos decimos a nosotros mismos, con nuestro diálogo interior porque nos puede poner trabas imaginarias, inexistentes que, a la larga, nos van a limitar sin ninguna razón objetiva.

Pero también hemos de tener mucho cuidado con lo que decimos a los que nos rodean, a los que confían en nuestra opinión. ¿No te has dado cuenta de la cantidad de padres y madres que, temerosos, les dicen a sus hijos: ¡Cuidado, que te caes!…? En esas ocasiones, la mayoría de las veces el niño caerá. ¿Recuerdas cuando aprendiste a montar en bicicleta? ¿O cuando lo hicieron tus hijos o tus nietos? La confianza en poder lograrlo era básica. Cuando enseñas a un niño a montar en bici sin las ruedecitas de apoyo lo sujetas hasta que ves capaz de que puede ir solo. ¡Pero no se lo digas! ¡No cometas el error de decirle que le has soltado…porque probablemente, caerá en cuanto se sepa desprotegido! ¡Sigue animándolo…dile que es capaz de hacerlo!

Pues bien, estos ejemplos funcionan en nuestra vida diaria. Cuando nos enfrentamos a un reto complicado… ¡nunca, nunca…tenemos que dejar que nuestro cerebro se desboque, se llene de miedos y empiece a pensar en el no puedo! En esta situación: cambia el pensamiento, en lugar del ‘no puedo’ entrénate en decir ‘¿cómo puedo hacerlo?’. Busca soluciones.

Y, sobre todo, cuando te enfrentes a una situación complicada: ¡Ponte en marcha! No le des vueltas, no postergues tu decisión… ¡actúa! Porque las cosas se solucionan con acción, con decisión y no dejándolas pasar. Vigila tu diálogo interior y dite a ti mismo: Lo voy a lograr, voy a buscar la manera de hacerlo… ¡y contagia con este pensamiento a los que te rodean! Porque siempre podemos hacer algo por mejorar determinadas situaciones. ¡Y eso es lo que, en definitiva, cuenta!

Para finalizar, comparto con vosotros un pequeño cuento de Hsien-Sheng Liang sobre el poder de las palabras:

Cuentan que había una vez un grupo de ranas que viajaba por el bosque cuando, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. El resto de las ranas que había quedado en la superficie se reunió alrededor del hoyo.

Cuando vieron lo extremadamente hondo que era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se podían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió; Ella se desplomó y murió.

La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con mas fuerza hasta que, finalmente, consiguió salir del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas se dieron cuenta que era sorda y gracias a no escuchar las recomendaciones que le hacían siguió intentado con esfuerzo y trabajo salir del hoyo y lo consiguió. Y ellas aprendieron a que siempre se debe intentar.

Y ¡siempre, siempre recuerda que una palabra basta para levantarte o destruirte!

¿Te atreves a olvidarte del ‘no puedo’?

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Comentarios (5)

Excelente transmite justamente lo que vives

Muchas gracias Soraya. ¡Feliz semana!

Hola D. Luís, soy de la Lanzadera de Empleo “LanzActivate” de Pozoblanco, tuve la gran suerte de escucharle y saludarle anoche, por ello quiero darle las gracias por hacerme sentir bien conmigo misma, porque llevo años diciendo los mismos conceptos con palabras diferentes y luchando contra corriente, por lo cual he sido tratado de decir tonterías. Por ello enhorabuena tiene o mejor dicho tenemos mucho trabajo hasta que seamos 90% que pensemos y hablemos igual, seguro que siendo así no es una “utopía”, será una realidad que tengamos un MUNDO MEJOR. ¡¡¡Muchas Gracias!!!!

Muchas gracias a ti por tu actitud y por tu trabajo. ¡Y por tu valentía! ¡Seguimos!

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