¿Os animáis a ser olímpicos?
Esta semana, última de agosto, final para muchos de vacaciones y principio de retos, de aventuras, de nuevos caminos para otros muchos os quiero hablar de motivación, superación y trabajo. ¡Sí! Os quiero hablar del espíritu olímpico que ha dominado en el deporte estas últimas semanas porque seguro que a muchos de vosotros os gustaría ser olímpicos en vuestro trabajo, en vuestra vida personal, en vuestro día a día. ¿A qué si?
Es tan bello y ejemplar ver a deportistas como Carolina Marín en la final de Bádminton recuperarse tras un primer set complicado y venirse arriba hasta conseguir el oro. ¡Es tan emocionante ver pelear a Rafa Nadal a pesar de un mal comienzo de partido! ¡Y luchar, y trabajar, y no dar un solo punto por perdido! ¡Es tan apasionante dejarse arrastrar por los movimientos decididos y casi perfectos de nuestras gimnastas o por el espíritu de equipo del baloncesto femenino! En otros muchos deportes como remo, halterofilia, salto de altura…¡qué grandes!
¿Qué tienen en común todos ellos? ¿Qué caracteriza a los deportistas que lo han dado todo en los juegos de Río? ¿Todos aquéllos que nos han hecho emocionarnos, desgañitarnos, los que nos han puesto la piel de gallina hasta verlos en el podio?
En primer lugar, su trabajo. Sin desfallecer. Durante cuatro años lo han dado todo por un sueño: Río 2016. Han trabajado mucho, pero sobre todo, han hecho sacrificios y han entrenado hasta conseguir ser los mejores, hasta poder competir al lado de otros deportistas como ellos. Así que, lo primero, entrena, entrena y nunca dejes de entrenar por ser la mejor versión de ti mismo, por ser el mejor profesional en lo tuyo, por ser el mejor en tu vida personal, por conseguir alcanzar esa meta que te has propuesto y a la que te estás acercando cada día con tu dedicación y tu buen hacer. Y nunca dejes de entrenar, ¡nunca te descuides!
En segundo lugar, todos ellos tienen clara esa meta, eso que quieren conseguir, su objetivo. ¡Y van a por él! Sin echarse atrás ante posibles dificultades u obstáculos. Porque siempre surgirán problemas, lesiones, contratiempos… ¿Y qué? Forman parte del día a día de todos ellos, forman parte del trabajo. ¡También del tuyo, de tu día a día…pero puedes vencerlos porque has entrenado y te esfuerzas por alcanzarlos, es tu trabajo, es tu vida! Y de eso se trata.
En tercer lugar, todos han educado su mente para que mande mensajes positivos al cuerpo. ¿Recuerdas el ¡vamos! de Rafa Nadal o de Carolina Marín? Sólo una palabra con la que poner en movimiento todos los músculos del cuerpo, con la que decir a tu cuerpo en los momentos más delicados que puedes hacerlo. Entrena tu mente para lanzar mensajes positivos en el día a día: puedes hacerlo, eres capaz, estás de sobra preparado, es tu momento… ¡Olvida los términos victimistas! Estos te paralizan…¡No te sirven! ¡No son para ti!
Y ahora… ¡ponte en marcha! Porque llega septiembre, el mes de los comienzos (vuelta al trabajo, comienzo de curso, vuelta de vacaciones, regreso de un largo viaje…) ¿No es fantástico? ¡Múltiples oportunidades te esperan, nos esperan! ¡Están allí! ¡Ve a por ellas!
En este mes de septiembre me gustaría pediros que no os dejéis dominar por ese aluvión de mensajes victimistas de vuelta a la rutina o de ‘síndrome postvacacional’, mejor dejaros imbuir de ese espíritu olímpico que nos ha hecho sentir que todos somos capaces de alcanzar ese sueño, ese lugar en lo más alto del podio… ¡porque podemos! Sólo depende de la actitud y del esfuerzo que hagamos una vez tengamos claros nuestros objetivos.
Por último me gustaría que respondieras a un par de preguntas:
¿Estás preparado para luchar por tus sueños?
¿Estás trabajando por lo que deseas conseguir?
¡Pues adelante, sigue entrenando! Ese es el espíritu olímpico.
Y tú, ¿te animas a ser olímpico?
Gracias por tus consejos, aunque los que te seguimos desde hace tiempo lo sabemos, esta muy bien recordarlos de continuo.
Gracias a ti Vicen por acompañarme y por tu comentario. ¡Un fuerte abrazo!
Empiezas, por fin, a poner en marcha un sueño y, tras un año escuchando las burlas y mofas ajenas, el pánico te convence de que “lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible”. Sé que esto no es cierto pero he perdido POR COMPLETO la fe en mi. He dejado de creer en mis posibilidades y cuanto menos creo más pánico tengo y, cuanto más pánico tengo menos creo. Lo que tenía previsto conseguir en unos seis o siete meses, y que empecé con mucha fuerza e ilusión se alarga infinitamente y me siento totalmente desilusionada, avergonzada, vencida, fracasada. He dejado caer la toalla y no tengo valor de volver a recogerla.
Cuando pierdes la fe en ti poco queda de lo demás
Te agradezco tu comentario Montaña. Mi consejo es que te marques retos a corto plazo, pequeños, que te darán el aliento necesario para continuar. No pretendamos comernos de golpe el pastel…vayamos trocito a trocito. Y que intentes no hacer caso de los mensajes negativos que te mandan a tu alrededor. Rodéate de personas que te quieran y que vean que eres capaz de eso y más. ¡Mucha fuerza y adelante!
Gracias