El viaje de la vida, ¿qué cargas en tu mochila?
¿Cómo es tu viaje por la vida? ¿Vas ligero de equipaje o llevas mucho peso? Esta semana te propongo que reflexionemos en este post acerca de las cargas que has ido cogiendo en tu camino por la vida y te invito a que empieces a soltar todo lo que no es necesario, lo que está de más, lo que te pesa y te impide avanzar. Porque ¿qué sentido tiene avanzar con más peso del que puedes soportar?
Y, como sabéis que me encanta leer y contar historias voy a contaros una que creo que nos va a servir para comprender un poco más en qué consiste ese peso que nos hace caminar tan lentamente:
“Un día el maestro Hu-Ssong propuso a sus discípulos el siguiente relato:
Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?, preguntó a sus discípulos allí congregados.
– “Que es un necio”, respondió uno de los discípulos. “¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?”
A lo que Hu-Ssong respondió:
– “Pues eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro”.
Los discípulos asintieron comprendiendo al instante el mensaje que el maestro les quería transmitir y llevar a la vida misma.”
Y ahora yo os pregunto:
– ¿Cuánto tiempo arrastráis en vuestra mochila con la carga de vuestra última equivocación?
– ¿Por qué os guardáis la ofensa de esa persona querida que os ha hecho tanto daño?
– ¿Cuándo vais a dejar de torturaros por aquella cosa de la que ya os habéis arrepentido tantas veces?
¡Cargar y cargar no sirve de nada! Os lo aseguro.
Os propongo que dediquéis un tiempo, el mínimo, a lamentaros por una equivocación. Y que todo el tiempo de más que estáis dedicando en estos momentos lo empleéis en buscar la manera de que no vuelva a ocurrir, que os centréis en buscar el aprendizaje de esa situación. ¡Y ya está! En vuestra mochila sólo debéis cargar ese aprendizaje que, si lo sabéis utilizar, os hará más sencillo el camino y más seguro el viaje.
¿Y a la ofensa? ¿Por qué dedicarle tanto tiempo? Si os la merecíais, reflexionar e intentar no volver a repetir esa situación. Si no os la merecíais, ¡dejadla pasar! No sois vosotros los responsables, analizad si podéis hacer algo para que la calma vuelva a esa relación de amistad ¡y hacedlo! Pero no os recreéis ni carguéis con la ofensa.
Si habéis hecho algo de lo que estáis arrepentidos, pensad qué podéis hacer para subsanarlo. Si se puede ¡adelante! Poned todas vuestras fuerzas en ello. Si no es posible. De nuevo os invito a extraer el aprendizaje de la situación para que no tengáis que volver a arrepentiros por algo similar…
Mirad…en nuestro equipaje debemos primar el amor, las lecciones de la vida, el agradecimiento, la experiencia, la amistad, el perdón, el disfrute…porque todos estos valores no pesan y no se convierten en una carga imposible de mover. Más bien al contrario, son la gasolina que nos empuja a avanzar con ánimo por la vida.
Pero sin darnos cuenta, en ocasiones, somos como el necio que va cargando con todas las piedras que se encuentra por el camino. Sin pararnos a pensar si son necesarias. Sin darnos cuenta de que el peso nos hace ir muy despacio y nos daña.
Y eso es lo que tenemos que evitar. Hemos de seleccionar muy bien nuestro equipaje y dejar de cargar ofensas que nos dañan, errores que nos martirizan, arrepentimientos que nos obsesionan…porque, al final, salimos dañados de la experiencia maravillosa de la vida.
Y tú, ¿te animas a llenar tu mochila con sólo lo indispensable para impulsarte y así disfrutar de la vida?