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Actitud y seguridad. ¿Quién marca el rumbo de tu vida?

Actitud

Actitud y seguridad. ¿Cuál es tu actitud ante la vida? ¿Eres tú quién la determina o te viene impuesta por los demás? ¿Marcas tu el rumbo de tu vida con paso seguro o te dejas mecer por los vaivenes que te imponen los demás o las circunstancias?

Esta semana en el post quiero que reflexionemos hasta darnos cuenta de que todos podemos elegir la actitud con la que afrontamos las críticas, las situaciones difíciles o los contratiempos. Y que, en función de la actitud que elijamos, viviremos esa situación de una u otra manera, con mayor o menor seguridad.

Para comenzar, os voy a contar una historia anónima sobre un maestro y su alumno.

“Había una vez un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar el curso para las vacaciones de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y desafiante le dijo:

  • Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

  • ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calma con la que le realizaba esa pregunta tan sorprendente.

– Por supuesto que no. Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.

– Bueno, prosiguió el profesor, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

– No entiendo a qué se refiere, dijo el alumno confundido.

– Muy sencillo, replicó el profesor, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, prefiero regalarme mi propia serenidad muchacho, concluyó el profesor en tono gentil. Y añadió:

 -Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tu llevas en tu corazón, pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.”

¿No creéis que pasamos demasiado tiempo pendientes de los que los demás opinan que de lo que opinamos nosotros? ¿No os ha pasado que os fiais más de otras personas que de vosotros mismos? ¿Qué la actitud o el comportamiento de los demás os afecta demasiado?

Mirad, a veces, sufrimos de dependencia a la opinión o parecer de los demás, hacia lo que piensan de nosotros, lo que opinan acerca de lo que hacemos, defendemos, creemos o como nos comportamos. Y, lamentablemente, cuando esto ocurre nos olvidamos de nosotros mismos y estamos a expensas de las valoraciones y de la actitud de los demás. Si ellos se muestran, por ejemplo, distantes… nosotros no dejamos de buscar el motivo, qué hemos podido hacer para motivar ese comportamiento hacia nosotros, de tal forma que afrontamos la situación con inseguridad, descontrol y temor.

Si, por ejemplo, a veces alguien llega enfadado a la oficina, pensamos que hemos actuado mal y que somos la causa de su enfado…

De esta manera, vivimos nuestra vida en función de cómo la vivan los que están a nuestro alrededor. Aceptamos que lo bueno es lo que viene de fuera… hasta tal extremo que nos condiciona nuestro día a día.

¿Sabéis una cosa que no me canso de repetir? La actitud con la que afrontamos la vida determina nuestro bienestar y, además, esa actitud ¡la elegimos nosotros!

¿Y si dejamos de aceptar esos ‘regalos’ que nos llegan de fuera? ¿Y si en lugar de ser la persona que absorbe, sin cuestionárselo, todo lo que los demás opinan de nosotros, a veces sin conocernos bien, y nos convertimos en esa persona que es capaz de escuchar, quedarse con lo que le puede proporcionar un aprendizaje y seguir avanzando a su paso, a su ritmo, sin desviar la vista de su meta? ¡Os aseguro que es posible!

Me gustaría proporcionaros unas pocas pautas que pueden ayudarnos a ganar en seguridad en nosotros mismos:

  1. Acepta que puedes fallar. ¡Todos lo hacemos! Pero cuando falles, no te lamentes, extrae el aprendizaje y ¡hazlo de nuevo! Esta vez lo harás mucho mejor… Y no te dejes llevar por esa voz (interna o externa) que no te apoya en tu esfuerzo y lo único que quiere es atemorizarte.
  2. Cuando consigas un reto. ¡Felicítate! No esperes a obtener el reconocimiento de los demás. Si viene, ¡fantástico!, pero el mejor reconocimiento es el de uno mismo. Porque solo tú sabes lo que te ha costado llegar hasta dónde estás.
  3. Echa un vistazo a tu entorno. Tus amigos, compañeros de trabajo, conocidos… ¿Crees que hay muchas personas vitaminas o personas tóxicas? Rodéate, siempre que puedas, de las primeras. Las segundas, lo único que consiguen es contaminar el ambiente, hacerte ver la peor cara de la vida. Si puedes prescindir de ellas ¡adelante! Si no es posible, valora en su justa medida sus opiniones y ten siempre en cuenta de dónde vienen.
  4. Cuando tomes una decisión, convéncete de que es la mejor que podrías haber tomado y camina con paso firme hacia ella. Con todas sus consecuencias. Ya has asumido previamente que siempre podemos fallar, pero -aunque a veces nos desviemos- estamos avanzando según nuestros objetivos.
  5. Cuando te encuentres con un obstáculo confía en tu capacidad para poder afrontarlo. La confianza en uno mismo es fundamental. ¿Por qué no vas a poder hacerlo? Al fin y al cabo, has llegado hasta el lugar en el que estás superando obstáculos y con aprendizaje diario.
  6. Por último, recuerda que una actitud positiva nos ayudará en nuestro camino hacia nuestras metas. Ya sabéis que no pretendo que veamos la vida de color rosa, pero ¿y si comenzamos a ver esa mitad del vaso que está llena y trabajamos para llenar la otra parte del vaso que está vacía?

Os aseguro que cuando somos nosotros los que elegimos la actitud con la que caminamos por la vida, con la seguridad de saber que tenemos el poder absoluto sobre nuestra vida ¡el día a día es mucho más apasionante y gratificante!

Y vosotros. ¿Os atrevéis a caminar por la vida con la actitud positiva que da el sentirse seguro con uno mismo? ¿A poner actitud y seguridad en vuestra vida?

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