El paraíso, ¿cómo lo imaginas? ¿Cuál es tu paraíso?
El paraíso. Esta semana quiero que me acompañéis en esta reflexión acerca del paraíso. Y, para ello, os lanzo un par de preguntas:
¿Cómo imaginas el paraíso? ¿Cuál es tu paraíso?
Estamos ante unas fiestas navideñas diferentes y, me gustaría, que en este post encontráramos la manera de disfrutarlas al máximo dentro de las limitaciones a las que nos vemos obligados por el Covid19
Para comenzar con mi reflexión, como cada semana, os propongo la lectura de un pequeño cuento. En esta ocasión, se trata del relato ‘Paraíso’, tomado del libro “Historias que hacen bien” de Daniel Colombo
“Cierta noche, tres amigos ascendían por la pendiente del monte Sinaí, esperando llegar a la cima antes del anochecer. Estaban ansiosos por respirar el mismo aire donde, siglos atrás, habían resonado las voces de Dios y de Moisés.
-Hagamos un alto para reponer fuerzas – propuso el de más edad al llegar a una planicie del monte.
Allí encendieron un fuego, repartieron pan y queso de cabra, y llenaron sus copas con vino de Grecia.
-Amigos míos –dijo el más joven – ¿Sabéis cómo me imagino el paraíso? Como un lugar con mujeres bellas, banquetes deliciosos y siestas profundas sin sobresaltos.
Al oír esta definición del paraíso, el otro joven se entusiasmó y exclamó:
-Para mí, el paraíso es un lugar con una eterna primavera, ríos de agua cristalina y aldeas tranquilas, donde habitan los grandes hombres de la historia, con quienes se puede hablar y compartir la sabiduría, cada vez que a uno le plazca.
Luego le preguntaron al mayor, que había escuchado sonriente y en silencio el relato de sus compañeros de aventura: Y tú ¿cómo imaginas el paraíso?
Con inmensa paz espiritual, el mayor de los tres amigos respondió:
-Yo me lo imagino como una planicie del monte Sinaí, donde tres buenos amigos se detienen, se sientan alrededor del fuego, saborean el pan y el queso, beben vino griego y hablan del paraíso a la luz de las estrellas”.
¡En ocasiones encontrar nuestro paraíso es tan sencillo! ¿Verdad?
Os quiero proponer que estas navidades diferentes nos afanemos por encontrar el paraíso en las cosas más sencillas, en los detalles a los que a veces no prestamos atención pero que tanta satisfacción nos dan, en esas pequeñas cosas que contribuyen a nuestra felicidad, ¿os animáis?
Porque, muchas veces, nos pasa como a los dos protagonistas más jóvenes del relato. Nos empeñamos en buscar el paraíso en lugares alejados, en cosas complicadas… miramos muy lejos, más allá del horizonte y no nos fijamos en lo que tenemos a nuestro alcance, ¡precisamente por eso!, porque está a nuestro alcance.
¿Y si empezamos a valorar lo que sí tenemos, a disfrutar del momento presente y a olvidarnos de otros años de celebraciones?
Mirad, os propongo que os hagáis una lista de todas esas cosas que sí tenemos y que sí podemos disfrutar este año. Y, para ayudaros, comenzaré con la mía:
-Salud. Este año es tan importante gozar de buena salud ¡qué satisfacción estar sano y poder disfrutar del amanecer y de la caída del sol cada día! ¿No os parece?
-Familia. Poder disfrutar de la compañía de los más íntimos, pero no un día ¡cada día! ¿Por qué no hacemos de cada mañana una celebración de la vida?
-Un techo, calor de hogar… Estas fiestas podemos estar más tiempo en casa, disfrutar de esos rincones tan agradables en lo que, en ocasiones, ni reparamos por las prisas, el estrés de las comidas y celebraciones que se nos acumulan… Este año podemos disfrutar de una tarde de manta y sofá sin sentirnos culpables de fallarle a nadie.
-Amor. ¡Sí! Contamos con el amor de familia y amigos. Aunque este año no podamos juntarnos, pero sabemos que está ahí. Y lo que todavía es mejor: ¡tenemos el privilegio de poder repartir amor! Escribamos esa carta, ¿por qué no? Hagamos esa llamada pendiente. Mandemos esas flores… No tenemos que hacer nada transcendental, se trata de pequeños gestos que pueden mejorar la vida de los que nos rodean.
-Pasear al aire libre. ¿Os acordáis lo que habríamos dado en los días de confinamiento por poder pasear por el monte, al lado del mar o por una amplia avenida de la ciudad? ¡Pues ahora podemos hacerlo! ¡Qué maravilla!
-Nuevas tecnologías que nos permiten seguir conectados a aquellas personas queridas que este año no podremos abrazar, ¡pero sí podemos verlas, hablar con ellas, escucharlas…! ¡Tenemos tanta suerte de haber nacido en este tiempo y en este lado del mundo! ¿No creéis?
Al final, el paraíso está muy cerca. Y es tan sencillo encontrarlo como saber disfrutar del momento presente con consciencia, a pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia. Dejar de vivir en el pasado. Porque ya no podemos volver a él. Ser consciente de que el momento que estamos viviendo es único y especial. Y dar las gracias, ¡sí! Ser agradecidos con todo lo que sí tenemos a nuestro alcance para disfrutar de nuestro paraíso particular, ¿no os parece?
Os propongo que llenéis esta Navidad de momentos únicos que valga la pena recordar en las navidades del año que viene. Os invito a disfrutar conscientemente de vuestro paraíso también estas navidades ¿Os apetece?