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Empatía y amor por los demás. ¿Lo practicas?

empatía y amor

Empatía y amor, ¡pero amor verdadero! ¿Lo practicas? ¿Eres capaz de conocer a los que te rodean, a los que te importan, para saber qué es lo, de verdad, necesitan?

Esta semana os invito a reflexionar acerca de la empatía, ¡pero también del amor! Porque para repartir amor es necesario tener la suficiente empatía que nos permita conocer bien las necesidades de las personas con las que convivimos cada día, bien sea en casa, en el trabajo, en las clases o en la calle.

¿Te atreves a reflexionar conmigo acerca de la empatía y el amor?

Os he traído una fábula ‘El príncipe y las palomas’ que nos va a acompañar en nuestra reflexión y ¿por qué no? en nuestro aprendizaje acerca del verdadero amor y la empatía.

“Había una vez un reino en el que habitaba un príncipe muy noble y sabio. En aquellas tierras reinaba una gran armonía. Todos amaban a sus gobernantes y éstos siempre respondían con leyes justas y con ayudas para que prosperaran. 

En aquel lugar había un ritual muy particular. Siempre que era Año Nuevo, los campesinos obsequiaban al príncipe con palomas.

Justo por el nuevo año, pasó por allí un forastero. El extranjero sintió curiosidad por ese extraño ritual. Presenció cómo llegaban gentes de todas partes con las palomas para el príncipe. Se quedó allí un rato, pues le intrigaba saber qué hacía el soberano con esos regalos tan particulares. Así fue como presenció el momento en el que el príncipe reunió a todas las palomas en una jaula y luego las liberó. Los presentes aplaudían y gritaban de alegría.

Sin embargo, en aquella ocasión un anciano se abrió paso entre la multitud y respetuosamente pidió permiso para hablar. El príncipe lo escuchó con atención. El anciano le preguntó cuántas palomas había logrado reunir ese año. El príncipe señaló que unas 200.

El anciano replicó:

  • ¿No te das cuenta qué, para traerte estas 200 palomas, los hombres salieron de cacería y mataron unas 600? ¿Qué mérito tiene ahora que liberes a las que quedaron vivas?” 

El príncipe comprendió su error y prohibió el ritual. El forastero se llevó una gran lección de aquellas tierras: “Muchas veces creemos hacer el bien a otros cuando sin querer les estamos hiriendo”

¿Qué había pasado? El príncipe había actuado de buena fe, con amor, pero había olvidado detenerse a pensar en las consecuencias de su decisión. No había sido capaz de percibir ese extremo y lo que provocaba una acción que había hecho con toda su buena voluntad.

En otras ocasiones ya hemos hablado de la empatía, esa capacidad de ponernos en el lugar del otro, de percibir sus pensamientos y sus emociones, de ‘calzarnos sus zapatos’ y caminar con ellos para conocer qué es lo que verdaderamente les puede hacer felices y les puede ayudar.

Cuando desarrollamos la empatía, entonces, sí que somos capaces de repartir un amor más sensible, más verdadero, el amor que trasciende, que acompaña, que da todo por los demás sin esperar nada a cambio, ¡porque sabemos lo que necesita esa otra persona!

¿Os parece difícil? ¡Pues os aseguro que no lo es! Tener en empatía por una persona que te importa debería ser innato, pero a veces necesitamos una ayuda, ¿verdad? El día a día nos distrae, el trabajo nos absorbe, los estudios nos ocupan todo el día, las preocupaciones diarias nos hacen olvidarnos de los que nos rodean… ¿Os atrevéis a recuperar la empatía, a trabajarla…? ¿Os animáis a trabajar para conseguir ofrecer el amor verdadero a los que os rodean?

Os propongo unas claves. La primera es, en mi opinión, la más importante:

  1. Practica el arte de la escucha. De la escucha activa, la que te hace ser partícipe de verdad de lo que la otra persona quiere contarte. Esa escucha te permitirá intuir también eso que no le es tan fácil contarte. Se trata de observar los gestos, la mirada, sus manos… De esa forma, te darás cuenta por lo que está pasando, cuáles son sus necesidades, si necesita un abrazo, un consejo o simplemente que estés a su lado.
  2. Emplea tus cinco sentidos cada momento que estés al lado de esa persona a la que quieres demostrar tu amor. Olvida el móvil…dedica tiempo de calidad, el que tengas, aunque sea poco ¡pero tiempo de valor! Eso es demostrar amor verdadero… porque solo así demostrarás tu empatía por esa otra persona a la que tanto quieres y a la que quieres agradecer, agradar o, simplemente, hacer un poco más fácil su vida.
  3. Piensa en todo eso que puedes hacer por ella, por demostrarle su amor y ¡hazlo! No repares en el esfuerzo que te va a llevar conseguirlo. Seguro que es una persona que vale la pena, por la que no hay que dudar, ¿verdad? Además, recuerda que el amor crece cuando se reparte. Si eres capaz de dar ese amor de la forma en la que la otra persona lo necesita, ¡serás el más gratificado por ello!

¿Qué os parece? ¿A qué no es tan difícil ser empático? ¿A que practicando la empatía te sientes capaz de demostrar tu verdadero amor por los que te rodean?

Y tú, ¿hace cuánto tiempo que no escuchas, que no atiendes con los cinco sentidos, que no demuestras empatía, que no prestas amor verdadero a los que te rodean? ¿Te atreves con ello?

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