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Flexibilidad ¿Te aferras o dejas paso a lo nuevo?

Flexibilidad

Flexibilidad. ¡Tan importante para poder crecer tanto en el ámbito personal como en el profesional! ¿No os parece? ¿Creéis que es posible evolucionar y acercarnos a nuestras metas si no practicamos la flexibilidad?

Esta semana os he traídos dos historias que acompañarán este post porque creo que ambas pueden aportarnos mucha información y nos pueden ayudar en esta reflexión acerca de ser flexible, de dejar paso a lo nuevo, de adaptarse a las nuevas situaciones. Os invito a leerlas.

“Cuentan que un joven discípulo fue a visitar a su maestro en el lecho de muerte y le suplicó:

  • “Déjame en herencia un poco de tu sabiduría”.

El sabio abrió la boca y pidió al joven que se la mirara por dentro

  • “¿Tengo lengua?”, le preguntó
  • “¡Claro!”, respondió sorprendido el discípulo.
  • “¿Y los dientes, tengo aún dientes?”, volvió a preguntar el anciano.
  • “No”, replicó el discípulo. “No veo los dientes.”
  • “¿Y sabes por qué la lengua dura más que los dientes?

El joven no supo qué contestar.

  • “Porque es flexible. Los dientes, en cambio, se caen antes porque son duros e inflexibles. Así que acabas de aprender lo único que vale la pena aprender.”, le dijo el maestro. Y añadió: “Este es mi legado”.

El viejo maestro le había dado al joven ansioso por aprender y por ser como él uno de los tesoros más grandes que guardaba, el de la importancia de ser flexible en la vida. Ya hablamos en otra ocasión de la flexibilidad del junco frente a la fortaleza del roble, ¿os acordáis?

Y ahora os pregunto, ¿por qué creéis que es importante la flexibilidad? ¿Por qué es fundamental saber adaptarse y aprender a salir de posiciones rígidas que no nos llevan a ninguna parte? ¿En qué nos puede ayudar en nuestro día a día ser un poco más flexibles?

Es el momento de compartir con vosotros una segunda historia para complementar mi reflexión:

“Un viajero que recorría la India y que se definía a sí mismo como “buscador de la Verdad” encontró a un anciano serenamente sentado bajo un árbol, tallando una flauta. Le habían dicho que ése era el más sabio de la comarca. Se le acercó y, pidiéndole permiso para hacerle una pregunta, le dijo:

  • “Señor, ¿cómo puedo llegar a la Verdad?”

El viejo sonrió y, sin dejar de hacer su tarea, le dijo, luego de un largo silencio:

  • “Si lo que buscas es realmente la Verdad, hay algo que es indispensable que ejerzas por encima de todo…”

El viajero, presa de su propia ansiedad, interrumpió al anciano:

  • “Sí, ya sé: una irresistible pasión por ella.”

 

El anciano hizo otro largo silencio, y allí arrojó su última frase al ansioso viajero:

  • “No: una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado.”

Cuando somos inflexibles, cuando nos aferramos a nuestros pensamientos sin dejar paso, sin dar opción a la entrada de las ideas de los demás, cuando no escuchamos otras posturas estamos ayudándonos muy poco. Porque somos incapaces de admitir, de reconocer, que podemos equivocarnos, que puede que nuestra postura no sea la adecuada…

¿Os parece que os proporcione unos hábitos que, personas que conozco muy flexibles y con las que he compartido reflexiones, han ido desarrollando a lo largo de su vida y que pueden ayudarnos a ser un poquito más flexibles, a perder el miedo a cambiar nuestra postura, a ser más abiertos y a ser capaces de armonizar nuevas y viejas ideas?

  1. Ábrete a escuchar. Porque los que te rodean tienen mucho que aportar. Por eso la escucha debe ser activa, con voluntad de aprender, de entender a la otra persona, sus razonamientos. ¿Por qué tienen esta postura? ¿Por qué creen que es mejor hacer así las cosas? Esta apertura a la escucha activa es la que nos va a permitir aprender y darnos cuenta de que, en ocasiones, nuestra postura no es la que más nos hace crecer. Nos hace, en definitiva, ser un poquito más flexibles con nuestras creencias.
  2. Sé humilde. Porque para ser capaces de admitir posturas que no son las nuestras y darnos cuenta de que podemos estar equivocados hemos de ser muy humildes. Por muy seguros que estemos con nuestra manera de actuar, con nuestra posición hemos de ser capaces de las cosas que podemos mejorar, reconocer nuestras dificultades y trabajar para superarlas.
  3. Pide ayuda. ¿No crees que hay momentos en los que necesitas ayuda? Abandona esa rigidez que te impide reconocerlo. ¡No pasa nada por pedir ayuda! ¡No pasa nada por pedir una opinión acerca de alguna cosa que te resulta complicada! La flexibilidad también es esto. Saber cuándo es necesario solicitar la colaboración de los demás, su apoyo. Pedir ayuda es un signo muy importante de fortaleza interior, a pesar, que, a veces, pensemos lo contrario.
  4. Ser flexible también es tener la capacidad de agradecer a los demás el que te hayan abierto los ojos o que te hayan hecho reflexionar viendo otra perspectiva diferente. Dar las gracias porque te han ayudado a crecer, a evolucionar, a transformarte, a ser un poco mejor persona y profesional. El agradecimiento es un hábito que hay que adoptar dentro de esta incorporación de la flexibilidad en nuestra vida. Acordaros que el agradecimiento es un hábito compartido y muy desarrollado en las personas más satisfechas y felices con su vida.
  5. Pierde el miedo a cambiar. Los cambios son necesarios en la vida. Muchas veces nos ayudan a acercarnos a nuestros objetivos, a nuestra meta. Por eso, hay que escapar de esa rigidez que nos hace aferrarnos a lo conocido, a lo que creemos que es lo mejor. ¿Y si una nueva manera de hacer las cosas nos empuja a crecer? No temas el cambio.

¿Y tú? ¿Te aferras o eres capaz de adaptarte a lo nuevo? ¿Te atreves a incorporar la flexibilidad en tu vida?  

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