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Respira. Para. Mira hacia tu interior

Respira

Respira. ¿Hace cuánto tiempo que no te paras a respirar de forma consciente? ¿Hace cuánto tiempo que no te detienes a mirarte? Pero a mirarte de verdad, a mirar hacia tu interior… Esta semana quiero acompañaros en una reflexión que nos ayude a conocernos un poco más y a dar importancia a lo que realmente lo tiene.

¿Cuidas tu interior? ¿Te mimas? ¿Te prestas atención?

En ocasiones, descuidamos nuestra principal riqueza, nuestro YO. Todo eso que somos y que nos hace valiosos. Quiero contaros una historia que puede hacernos comprender de forma muy clara cuál es nuestra verdadera riqueza.

“Cuentan la historia de un rey muy rico de la India que tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y que era un hombre de profunda espiritualidad, algo un tanto inusual para un personaje de su categoría en esa época.

Ante esta situación, y movido por la curiosidad que despertaba en él la forma de ser del rey, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.

Así que cuando tuvo la oportunidad fue a conocerlo. Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigían, el hombre preguntó:

  • Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?

El rey le dijo:

  • Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Y si se apaga, te decapitaré.

El súbdito, bastante nervioso por la sentencia del rey, cogió la vela y acompañó al rey en el paseo por el palacio.

Al término del paseo, el rey le preguntó:

  • ¿Qué piensas de mis riquezas?

El curioso súbdito respondió todavía temblando por el temor a que se apagara la vela:

  • La verdad es que no he visto nada. Sólo me he preocupado durante todo el paseo de que la llama no se apagara.

Entonces, el rey le dijo:

  • ¡Ahí tienes mi secreto! Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera.

El súbdito quedó atrapado por el pensamiento que le había transmitido el Rey y comprendió perfectamente lo que quería enseñarle”.

¿Qué creéis que nos quiere enseñar esta historia?

Se trata de una llamada de atención sobre lo que es realmente importante. Porque, a veces, estamos atrapados en una vorágine que nos dice cómo tenemos que vestir, cómo tenemos que comportarnos, qué deporte tenemos que hacer, qué hay que comer… para ser el mejor, el más listo, el más envidiado, poniendo toda nuestra atención en nuestro exterior… Nos creamos necesidades y siempre sentimos que nos falta algo.

Pero… ¿Y si nos paramos a pensar en lo realmente importante?

Creo que este año tan difícil que hemos vivido debería ayudarnos a reflexionar sobre lo que verdaderamente importa: nuestra riqueza interior.

Porque cuando una persona posee riqueza en su interior:

  • Tiene confianza en sí misma. Una persona que se conoce y se valora no necesita de la opinión del resto para saber que es capaz, que puede hacer lo que se proponga.
  • Practica la coherencia. Las personas con riqueza interior actúan en consonancia con ese tesoro tan valioso que tienen. No están movidos por el vaivén de las opiniones ajenas, ni se dejan influenciar por las tendencias, porque no temen mostrarse a los demás como son.
  • Es auténtica. Tiene claras sus convicciones y no duda en expresar su verdadero YO. Porque está dispuesta a ofrecer a los demás lo mejor de sí misma. Por lo tanto, otro rasgo que las caracteriza es la generosidad.
  • Se da a los demás. Porque es rica. Las personas con riqueza interior no están siempre pendientes de lo que les falta, de esas ‘falsas’ necesidades que a veces nos creamos. Por eso, se sienten libres de darse a los demás.

Y ahora que conocemos un poco mejor cuáles son esos rasgos que caracterizan a las personas ‘ricas’, la pregunta sería:

Si la riqueza interior es algo que trasciende a lo material ¿cómo podemos conseguirla?

¡Es cierto! La riqueza interior no se puede comprar, pero todos tenemos acceso a ella. Todos podemos alcanzar la riqueza interior porque está dentro de cada uno de nosotros. Se trata de dedicarnos un rato, de mirar hacia adentro. Y vuelvo al inicio del post: Respira. Para. Mira hacia tu interior. Y cuando lo hagas, descubrirás cuáles son esos valores que te hacen rico: nobleza, amabilidad, empatía, generosidad, respecto, amor, honestidad….

Se trata de trabajar cada día en esos valores. No descuidarlos sino alimentarlos para que sigan formando parte de nuestra esencia y nos conviertan en personas ricas también en situaciones complicadas como la que nos ha tocado vivir.

Para finalizar, te invito a realizar un pequeño ejercicio:

  • Párate a reflexionar un momento y piensa en qué es lo que te hace rico interiormente.
  • Escribe en un papel lo que consideras que constituye tu riqueza interior.
  • Piensa en la manera de cultivar esa riqueza.

Porque si es importante reconocer nuestra riqueza interior, también lo es no descuidarla, no dejar que se apague la llama de la vela ¿recordáis?

¿Os animáis a trabajar para avivar vuestra llama interior? ¿Os atrevéis a cultivar vuestra riqueza? ¿A alimentar vuestros valores?

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